Page 767 - Spanish Bible (Reina Valera 1960)
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          Dios ha encerrado? Pues antes que mi pan viene mi suspiro, 24
          Y mis gemidos corren como aguas. Porque el temor que me 25
          espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo te-
          mía. No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; 26
          No obstante, me vino turbación.
            Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo: Si probáremos 4, 2
          a hablarte, te será molesto; Pero ¿quién podrá detener las pa-
          labras? He aquí, tú enseñabas a muchos, Y fortalecías las 3
          manos débiles; Al que tropezaba enderezaban tus palabras, 4
          Y esforzabas las rodillas que decaían. Mas ahora que el mal 5
          ha venido sobre ti, te desalientas; Y cuando ha llegado hasta
          ti, te turbas. ¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu 6
          esperanza la integridad de tus caminos? Recapacita ahora; 7
          ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido destrui-
          dos los rectos? Como yo he visto, los que aran iniquidad Y 8
          siembran injuria, la siegan. Perecen por el aliento de Dios, Y 9
          por el soplo de su ira son consumidos. Los rugidos del león, 10
          y los bramidos del rugiente, Y los dientes de los leoncillos son
          quebrantados. El león viejo perece por falta de presa, Y los 11
          hijos de la leona se dispersan. El asunto también me era a 12
          mí oculto; Mas mi oído ha percibido algo de ello. En imagi- 13
          naciones de visiones nocturnas, Cuando el sueño cae sobre los
          hombres, Me sobrevino un espanto y un temblor, Que estre- 14
          meció todos mis huesos; Y al pasar un espíritu por delante de 15
          mí, Hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo. Paróse delante 16
          de mis ojos un fantasma, Cuyo rostro yo no conocí, Y quedo,
          oí que decía: ¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el 17
          varón más limpio que el que lo hizo? He aquí, en sus siervos 18
          no confía, Y notó necedad en sus ángeles; ¡Cuánto más en 19
          los que habitan en casas de barro, Cuyos cimientos están en el
          polvo, Y que serán quebrantados por la polilla! De la mañana 20
          a la tarde son destruidos, Y se pierden para siempre, sin haber

          quien repare en ello. Su hermosura, ¿no se pierde con ellos 21
          mismos? Y mueren sin haber adquirido sabiduría.
            Ahora, pues, da voces; ¿habrá quien te responda? ¿Y a cuál 5
          de los santos te volverás? Es cierto que al necio lo mata la 2
          ira, Y al codicioso lo consume la envidia. Yo he visto al necio 3
          que echaba raíces, Y en la misma hora maldije su habitación.
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