Page 7 - Revista Digital Mandrágora Edición Mayo
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Raíz de mi sentir
Yo caminaba prolijo,
por una laguna estrecha de visitas,
a la que un niño sentado
en un día frio y nublado
me senté a su lado
de su mirada la humildad nacía,
y de sus ojos caían
lagrimas por encima de una sonrisa.
Lloraba por su abuela,
inflaba su pecho y repetía su nombre,
miraba al cielo sin poder encontrarla,
en sus manos, flores que las llevaría.
Ese niño era yo,
el que así recordaba a mi abuela,
refugiado en soledad,
al costado de la tristeza
sabiendo que mi muerte, nada arreglaría.
Diego Naranjo Aguilar