Page 11 - Revista Digital Mandrágora Edición Mayo
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Desde que tuve un cria, todo cambió. Jamás pude ir con amigas, nunca más pude
bañarme más de 6 minutos, la talla de mi cuerpo cambió y tuve que intercambiar la
ropa. Varias veces me encuentro en el dilema de comprarme esa blusita que tanto
me gusta, pero siempre la prioridad es alimentarnos. Nunca más pude ir y escoger
la ropa que yo quería, olvidé lo que es un maquillaje, uso siempre los mismos
zapatos y ropa, pero déjame decirte que mis sueños crecen y crecen. Mi belleza no
se puede ver, solo sentirla, pareciera que este proceso me esta acabando, pero no,
internamente estoy sanando y floreciendo. Estoy despeinada, con ropa vieja, pero
los latidos de mi ser son más fuertes y sensibles. Ya no me comparto con
cualquiera, muchos finjen tener hambre solo para pobrar tu comida. Y sí, este fue
mi problema. Sí, escogí mal, pero todo fracasó y no tuve a dónde volver.
Construyo mi propio imperio, el castillo al cual yo pertenezco. Junto moneditas
todos los días. He llorado como un litro, me lavé la cara más veces de las que lloré,
y aun así rio a carcajadas, canto bajo las nubes, malabareo en el balcon de casa,
bailo en el agua sal, respiro en el calvario, sonrío en el quindimuncho y despierto
en medio de la paja que me nutre cada día. Los hombres elegantes nisiquiera saben
que existo, no sé de joyas ni atuendos caros, pero sí me extrañan las rosas cuando
no las admiro, me extraña la montaña cuando nadie se lleva su basura, me sonríen
las abuelitas y me quieren, y me buscan los niños. Me conocen cientos de libros,
varios rincones me extrañan cuando me marchito. Un dia juntaré tantas
moneditas, que me compraré eso que tanto me cuesta
tenerlo, Pero solo será una decoración a la radiente
mujer que siempre quise ser.
Autora: Humita hoop