Page 164 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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BIOGRAFÍA
Chiristina Georgina Rosetti era la hija menor, entre 3 hermanos, de Gabriele Rosseti y
Frances Polidori. Nació en 5 de diciembre de 1830 en Londres, Inglaterra. Su padre era
un exiliado italiano, y su madre era hermana de un físico famosos llamado John William
Polidori. Dante Gabriel Rosetti fue el amor más reconocido por ser un gran pintor, y el
cual la hacía posar para sus obras maestras. Por ello, se convirtió en uno de los
principales símbolos de la estética espiritual prerrafaelista.
Pasó 15 años de su vida en un convento, donde desarrollo un amor especial hacia la
poesía y escribiría poemas para niños. Sin embargo, ella empezaría a escribir desde los
siete años, pero lanzaría su primera obra “Globin Market and Other Poems” a los 31
años, antes de entrar al convento. Desde muy joven fue invalida, pero dedicó toda su
vida a su religión, creencias y a su intimidad personal. Se comprometió con un artista
llamado James Collinson, pero poco tiempo después se separaron ya que este hombre se
convirtió en un Romano católico, y esta ideología iba en contra a lo Rosetti pensaba y
defendia.
Sus obras son caracterizadas por el amor a la vida y la fé religiosa, aunque sus poemas
para niños se salen un poco de este esquema. De la misma manera, sus obras reflejan la
renuncia al amor terrenal y su miedo a la muerte. Publicó algunas de sus obras en una
revista prerrafaelista llamada “Germ”, volviéndola una mujer relevante para la época.
Falleció el 29 de diciembre de 1894 con 64 años de edad por un cáncer de tiroides que
le provocaron varios problemas hormonales. A pesar de no ser reconocida y famosa por
mucho tiempo, en los años 70 estudiantes feministas comenzaron a recuperar y a
comentar su maravilloso trabajo. Por ello, en los últimos años Rosetti volvió a tomar
fuerza convirtiéndose no solo una poeta muy importante para los británicos y europeos,
sino también para la literatura victoriana.
Poemas
RECUERDA
Recuérdame después de haberme ido
cuando, bajo la tierra silenciosa
no me alcance tu mano temblorosa
ni pueda desandar lo recorrido.
Recuérdame sin más cuando perdido
el sueño que soñaste, cual la rosa,
se deshoje, pues ya ninguna cosa,
promesa o ruego, llegará a mi oído.
Mas si me olvidas por un tiempo, amado,
al reparar en ello no te aflijas.
Si la muerte y los vermes han dejado