Page 355 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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DEDICATORIA

                  El poema La Niña de Guatemala de José Martí trae a mi memoria una persona entre
                  tantas: Sofía Andrade. Sofía es una persona que no siente a medias, siempre lleva las
                  emociones  a flor de piel. La frustración,  la resistencia, la rabia, el  dolor, el  amor, el
                  odio, la felicidad, la tristeza, el cansancio y la desesperación son los sentimientos que yo
                  considero  que  ella  siente  más  fuerte  o  los  que  emite  con  mayor  fuerza.  Entre  todos
                  estos, lo que me recuerda a ella del poema es el amor que siente y la fuerza con que lo
                  siente. Independiente de que la fuerza con que se agarra a este amor sea buena o mala,
                  Sofía siente un amor descomunal por el cual haría casi cualquier cosa por conservarlo,
                  si no todo. El poema muestra como se le es infiel a La Niña de Guatemala pero aun así,
                  ella sigue dándolo todo por ese supuesto amor. Al final, La Niña de Guatemala sigue
                  aferrándose con pasión al amor que cree tener y sentir, incluso cuando muere. Esto para
                  mi represente un paralelo entre la vida de Sofía y la de la guatemalteca porque en todo
                  lo que hacen, sin importar lo que sea hecho hacia ellas, el amor guía sus acciones, sean
                  buenas  o  malas.  Con  todo  lo  que  estoy  diciendo  no  quiero  que  parezca  que  es  una
                  crítica, puede tomarse más como mi curiosidad haciendo todo por entenderla, explicar
                  sus acciones y darles vida con un poema para que sea comprendida.




                  La Niña de Guatemala




                  Quiero, a la sombra de un ala,
                  contar este cuento en flor:
                  la niña de Guatemala,
                  la que se murió de amor.

                  Eran de lirios los ramos;
                  y las orlas de reseda
                  y de jazmín; la enterramos
                  en una caja de seda...

                  Ella dio al desmemoriado
                  una almohadilla de olor;
                  él volvió, volvió casado;
                  ella se murió de amor.

                  Iban cargándola en andas
                  obispos y embajadores;
                  detrás iba el pueblo en tandas,
                  todo cargado de flores...

                  Ella, por volverlo a ver,
                  salió a verlo al mirador;
                  él volvió con su mujer,
                  ella se murió de amor.
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