Page 57 - ANTOLOGÍA POÉTICA
P. 57
BIOGRAFÍA:
(Anna Andréievna Gorenko; Bolshoj, 1889 - Komarovo, 1966) Poetisa rusa. Pasó su
infancia y adolescencia entre Tsarkoe Selo y Kiev. Al divorciarse sus padres en 1905,
Ajmátova partió con su madre a Crimea, de donde partirá, a su vez, para Kiev, al objeto
de terminar sus estudios secundarios y estudiar Derecho. En San Petersburgo, por
último, seguirá los cursos de altos estudios de Literatura e Historia.
Fundó, junto a los poetas N. Gumiliov (con quien se casó en 1910) y Serguéi
Gorodetsky, el movimiento poético ruso conocido como "acmeísmo", que constituyó
una reacción contra la vaguedad y el misticismo decadente del simbolismo, en favor de
las imágenes concretas y la realidad inmediata. De métrica conservadora, su concepción
de la rima es enteramente clásica, herencia directa de A. Pushkin, su gran maestro.
Sus dotes se revelaron muy pronto y sus tempranos versos se imprimieron en 1907. Su
primer libro, Anochecer (1912), tiene como tema central el amor, con versos breves,
sencillos e intimistas, intentando constantemente el diálogo entre el lector y la autora.
Su estilo se perfeccionó muy pronto y apenas cambió en el transcurso de su vida.
Tras la revolución comunista de 1917, en su obra aparecieron motivos cívicos,
patrióticos y religiosos, sin que ello incidiera en la intensidad y originalidad de su voz.
De este período destacan sus poemarios Belaia staia (1917) y Podorozhnik(1921), por
los que fue criticada y catalogada de burguesa y aristocrática. Tras la publicación de
Anno Domini MCMXXI (1921), dejaron de aparecer originales suyos, hasta la edición de
Iz shesti knig (1940), una compilación de su obra anterior.
La poeta que escribió que tendría que “matar la memoria” y “volver de piedra el
corazón” soportó, en sus 76 años, dos revoluciones, dos guerras mundiales, una guerra
civil, las más terribles purgas de Stalin, el ostracismo, las muertes, condenas y exilios de
todos sus seres queridos. Y lo que más estremece, Ajmatova sufrió las heridas del alma
de su único hijo. Lev nunca le perdonó el abandono sufrido en la infancia (fue criado
por la abuela paterna, tras el fusilamiento de su padre, el poeta Nikolái Gumiliov), y,
más tarde, acusó a Ajmátova de haber sido indiferente a sus años de reclusión en
cárceles y campos de trabajo. En eso, Lev Gumiliov, el hijo de “la musa del llanto”, tal
como llamó a Ajmátova la otra grande de la lírica rusa, Marina Tsvetáieva, fue
terriblemente injusto con su progenitora. Tal vez lo mejor de esta biografía de Elaine
Feinstein es dejar que el público lector, espantado ante el trasfondo de horrores de
largas décadas de la historia rusa, saque sus propias conclusiones.
POEMAS
Dedicatoria
Las montañas se doblan ante tamaña pena
Y el gigantesco río queda inerte.
Pero fuertes cerrojos tienen la condena,
Detrás de ellos sólo «mazmorras de la trena»
Y una melancolía que es la muerte.