Page 596 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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Vivimos en un mundo en el cual ser más parecido a los demás, más adaptado a lo que se
                  espera de uno mismo es considerado mejor, es observado como lo bueno; mientras que
                  lo  único,  lo  original,  lo  extraordinario  es  rechazado  y  hasta  estigmatizado.  En  mi
                  opinión,  Juan  Estaban  es  uno  de  estos  últimos,  y  aunque  difiero  en  muchas  de  las
                  decisiones que toma o acciones que realiza, lo respeto y admiro por ser uno de ellos, por
                  mantenerse verdadero a sí mismo. Le dedico este poema no porque sienta que yo sea un
                  hombre vacío, ni mucho menos Juan Esteban, pero porque tengo fe en que él lo lea,
                  entienda e interprete como yo lo hice; una manera que, siento, pocas personas lo harían:
                  si todos los hombres nacen para ser parecidos, para no crear ningún cambio, todos los
                  hombres  son  vacíos;  todos  los  hombres  terminan  siendo  nada  más  que  cuerpos  sin
                  contenido alguno esperando a ser ceniza.




                   Los hombres huecos




                  Un penique para el viejo Guy


                  Somos los hombres huecos

                  Somos los hombres rellenos

                  Inclinándonos juntos


                  Casco lleno de paja. ¡Alas!


                  Nuestras voces secas, cuando

                  Susurramos juntos

                  Son quietas y sin sentido


                  Como viento en hierba seca

                  O patas de rata sobre cristal roto


                  En nuestra seca celda.

                  Figura sin forma, matiz sin color,


                  Fuerza paralizada, gesto sin movimiento;

                  Aquellos que han cruzado


                  Con ojos directos al otro Reino de la Muerte

                  Nos recuerdan -si acaso- no como perdidas
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