Page 251 - Mahabharata
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3. En el bosque                                                                          231


                   Bhima se puso muy feliz de poder hacer algo para agradar a Draupadi y partió
               inmediatamente en busca de la flor, siguió su perfume, como un sabueso sigue el rastro

               de su presa. Bhima iba de un lado para otro en busca del origen del olor, sin darse
               cuenta que se había alejado. Su mente divagaba en mil pensamientos y sus pies corrían
               mecánicamente. De pronto, se dio cuenta que se había ido muy lejos, hizo sonar su
               caracola y siguió adelante. El sonido de su caracola despertó a todos los leones que
               estaban durmiendo en sus madrigueras. Bhima siguió adelante.
                   En aquel bosque moraba el gran Hanumán, que estaba dormido. El sonido de la
               caracola de Bhima le despertó de su sueño profundo y meneando la cola la estrelló
               contra el suelo. Aquel ruido resonó entre las cuevas de las montañas y Bhima lo oyó.
               Aquello le sonó como un desafío y se dirigió rápidamente hacia el lugar de donde venía
               el sonido. Al poco tiempo se encontró con un mono enorme, sentado sobre una inmensa
               losa. Bhima estaba sorprendido ante aquella estampa porque nunca antes había visto
               a un mono como aquel. El mono estaba sentado allí tranquilamente, bloqueando su
               camino. Bhima se le acercó y el sonido de sus pisadas hizo que el mono entreabriera los
               ojos. Éste dijo:
                   —Joven, ¿por qué haces tanto ruido? Tu caracola me despertó de mi sueño. Todos los
               seres humanos de estos parajes son amables con los animales. Parece que eres extranjero,
               pues no eres considerado con los habitantes de este lugar. ¿De dónde vienes? ¿Quién
               eres? A partir de aquí el bosque se torna impenetrable. Te lo digo por el afecto que
               siento hacia el ser humano y estoy seguro que me escucharás. Aquí hay algunos frutos.
               Cómelos, descansa un rato y regresa al lugar de donde vienes. No puedes seguir adelante,
               te digo la verdad.
                   Bhima contestó a aquel extraño mono que podía hablar como un ser humano, dicién-
               dole:
                   —¿Puedo saber quién eres? No eres un mono ordinario. Debes ser algún semidiós
               que ha asumido la forma de mono. En cuanto a mí, soy el hijo de Vayu, mi madre es
               Kunti y mi nombre es Bhimasena. Soy uno de los pandavas y estamos en el exilio.

                   Le contó la historia de los pandavas y le habló de Arjuna al que iban a recibir dentro
               de poco. El mono sonrió oyendo las palabras de Bhima y le dijo:
                   —Estoy en tu camino y no puedo moverme. Si aceptas mi consejo debes volver por
               donde viniste.
                   Bhima sintió que se le estaba agotando su paciencia. Ya empezaba a incordiarle
               aquello y le dijo:
                   —No quiero tu consejo. Quiero seguir, y tengo prisa. ¡Quítate de mi camino!, si no lo
               haces te pesará. El mono le dijo:
                   —Como te dije antes, soy demasiado viejo para moverme. Si insistes en seguir, incluso
               en contra de mi consejo, puedes hacerlo saltando por encima de mi cuerpo.
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