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Pero Amba pensaba para sí misma: « Quizás en mi próxima vida le mataré, pero no
recordaré mi odio y no podré saborear el placer de la venganza; debo matarle ahora. »
Sankara le sonrió y le dijo:
—No te preocupes, en tu próxima vida recordarás cada uno de los pequeños detalles
de esta vida. Serás la hija del rey Drupada, monarca de los Panchalas, mas luego te
convertirás en varón y realizarás tu venganza: matarás a tu enemigo Bhishma.
Al saber esto, Amba hizo una enorme hoguera y se arrojó en ella. Mas tarde nació
como una hija del rey Drupada, y un día, mientras jugaba en el palacio, vio la guirnalda
de lotos que estaba colgada en la columna. La cogió y se la puso alrededor de su cuello.
En cuanto Drupada supo de este hecho se apresuró a ir a su encuentro, preocupado por
lo que pudiera pasarle. Amba sonrió serenamente a su padre y le dijo:
—No te sorprendas, padre, yo he nacido de ti sólo para poder ponerme esta guirnalda.
Vive tranquilo y deja el resto de mi parte.
En esta vida el nombre de Amba era Sikhandi. Fue educada por Drona, el cual siempre
pensó que era un muchacho. Y Sikhandi después de practicar austeridades durante
muchos años, gracias a un don que le otorgó un Yaksha, cambió su sexo, convirtiéndose
en un hombre. Y luego siguió viviendo en la corte de Drupada guardando en su corazón
su odio por Bhishma como una antorcha encendida.
Capítulo IX
SATYAVATI Y BHISHMA
L matrimonio de Vichitravirya con las dos princesas, Ambika y Ambalika, se había
E celebrado de acuerdo a lo decidido. Bhishma seguía cumpliendo las funciones de
regente, por lo cual el príncipe pasaba todo el tiempo en compañía de sus encantadoras
esposas libre de responsabilidades. Pero el destino le sorprendió de nuevo, pues el joven
príncipe contrajo una enfermedad muy maligna, la cual, a pesar de los esfuerzos de los
médicos consumió la vida de Vichitravirya hasta causarle la muerte.
Satyavati estaba profundamente consternada por tal calamidad. La pérdida de sus
dos hijos fue muy dura para ella, pero lo que más le atormentaba era que la casa de los
kurus se quedaba sin heredero al trono; esto fue lo que le rompió el corazón. Y después
de pasarse horas pensando sobre la manera de reavivar la llama que se extinguía, llamó
a Bhishma a su presencia y le dijo:
—Mira lo desdichada que soy, hijo mío. He perdido a mi querido señor, que ha
ido a reunirse con sus antepasados. Yo podía sobrellevar esta pérdida porque él había
alcanzado ya una edad avanzada y es normal que un anciano se muera. Pero luego