Page 69 - Mahabharata
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1. El comienzo 49
el gran rishi Vyasa, de gran sabiduría y poder. Después de que Bishma oyó este relato,
ambos estuvieron de acuerdo en ir a sugerirle a Vyasa que diera un descendiente a la
familia real. Satyavati pensó en su hijo Vyasa, y éste, correspondiendo a su llamada
acudió rápidamente ante su presencia. Ella le dio la bienvenida y le contó lo ocurrido, a
lo cual él añadió:
—Tú eres mi madre y haré cualquier cosa que me ordenes. Tomaré a las dos esposas
de Vichitravirya, pero depende de ti el convencerles de que no tengan miedo de mi
aspecto desagradable y de mi piel oscura.
Satyavati habló con ellas y las convenció de que era su deber dar a luz un hijo para
salvar la dinastía de los kurus, y que tenían que ser amables y complacientes con el
rishi. Ambika accedió, pues no tenía otra opción. Era una noche oscura, Ambika estaba
en su habitación esperando la llegada del sabio Vyasa. Cuando le vio llegar, era tan
terriblemente aterradora la apariencia del sabio, que la pobre muchacha se llenó de
horror ante la fealdad de aquel hombre. Pero aun así tenía que pasar por aquel mal
trago, así que toda la noche mantuvo los ojos cerrados hasta que acabó lo que para ella
era una tortura. Por la mañana Satyavati estaba esperando ansiosamente el regreso del
sabio. Él le dijo que un niño fuerte y poderoso nacería de Ambika, pero que debido a
que ella mantuvo sus ojos cerrados por temor a él, el niño nacería ciego. Esto fue una
decepción para Satyavati y se enfadó mucho con Ambika. Pero dado que ya era un hecho
irreparable le pidió a Vyasa que lo intentase de nuevo, esta vez con Ambalika, a lo que
Vyasa accedió.
Ambalika también tenía mucho miedo del rishi. Escalofríos recorrían su sangre en
cuanto le vio llegar y su cuerpo se quedó pálido del susto. Por fin pasó la noche y a
la mañana siguiente Vyasa se reunió con Satyavati y le dijo que nacería un hijo dulce
y bello pero que tendría la piel blanca, pues así estaba su madre cuando entró en su
vientre. La pobre Satyavati ya no sabía qué hacer, tan sólo le quedaba pedirle a Vyasa
que volviera para intentarlo otra vez después que hubieran nacido estos niños, a lo cual
el rishi respondió: —Volveré. —Y abandonó rápidamente la ciudad de Hastinapura.
A su debido tiempo nacieron los dos niños. Uno era ciego y el otro blanco y sus
nombres fueron Dhritarashtra y Pandu respectivamente. Fue Vyasa quien les puso estos
nombres.
Después de esto Satyavati pensó que ya era hora de que Vyasa volviera para tomar
nuevamente a Ambika, a quien había reñido haciéndole entender el error que había
cometido la vez anterior y le dijo que el rishi vendría de nuevo aquella noche. Ambika
se horrorizaba de tan sólo pensar en ello. Por lo cual decidió que aquella noche en vez
de ir ella, enviaría a su doncella al rishi. Vyasa se encontró con la doncella, la cual fue
tan atenta y complaciente con el rishi que éste se sintió inmensamente satisfecho con
ella. Por la mañana cuando se reunió con Satyavati le dijo que le nacería un hijo sabio y