Page 236 - LIBRO 3 SUEÑA Y ESCRIBE 2020
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Palabras Confinadas



                              pero  no  sabe  dónde  esconderse,  empieza  a

                              desesperarse y golpea una pared, nota que la pared
                              se  ha  deslizado  permitiéndole  observar  un  cuarto
                              oculto.  Ella  ingresa  y  cierra  la  puerta  tras  de  sí,

                              escucha  a  los  soldados  ingresar  y  registrar  su
                              apartamento,  atacada  por  el  pánico  empieza  a

                              sollozar  pero  cubre  su  boca  para  hacer  el  menor
                              ruido posible, mientras observa cómo los soldados

                              empacan  a  su  padre  en  una  bolsa  negra  y  se  lo
                              llevan, como si él no fuera más que una mercancía

                              que  debía  ser  transportada.  Inmediatamente,  ella
                              sale  de  su  escondite  y  se  percata  que  había
                              aguantado la respiración todo este tiempo, se siente

                              asfixiada  en  ese  lugar,  han  destruido  su  hogar,  le
                              han  arrebatado  a  su  padre,  han  borrado  cualquier

                              rastro de su existencia. Alaya siente la ira inundar su
                              ser, su visión se nubla y todo a su alrededor empieza

                              a  dar  vueltas,  la  risa  de  su  padre  resuena  en  sus
                              oídos,  aquella  risa  que  nunca  podrá  volver  a

                              escuchar.  Se  encuentra  tan  ensimismada  en  sus
                              pensamientos que no se percata de un soldado que
                              ingresa al hogar. En el momento en que sus ojos se

                              encuentran con los del soldado, ve su reflejo en la
                              máscara  que  él  traía  puesta:  su  cara  está  llena  de

                              llagas, lágrimas rojas surcan su rostro, sus ojos están
                              inyectados en sangre. Aterrorizada, se desploma en

                              el suelo y siente la sangre inundar su boca y quemar
                              su garganta a medida que avanza por su cuerpo, ha

                              llegado  su  hora  de  partir.  En  ese  momento,  el
                              soldado alza su arma y le dispara en la frente.


                              Posterior a ello, Alaya despierta sobresaltada en una
                              habitación rodeada de espejos atada a una silla; un



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