Page 21 - El Lemegeton del Rey Salomon
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¡ Oh tú, grande, poderoso y fuerte Rey Amaimón, que riges por el poder del Dios
Supremo El sobre todos los espíritus tanto superiores como inferiores de las órdenes
infernales en el dominio del este; yo te invoco y te ordeno por el verdadero y especial
nombre de Dios y por el Dios que tú adoraste, y por el sello de tu creación, y por el más
poderoso nombre de Dios, Iehovah Tetragrammaton, que te arrojó del cielo con los
demás espíritus infernales, y por el más poderoso y grande nombre de Dios, que creó el
cielo, la tierra y el infierno, y todas las cosas que contienen, y por su poder y virtud, y
por el nombre Primeumaton que manda toda la hueste celestial, que fuerces y obligues
al espíritu N, que venga a mí aquí en este Círculo en una forma agradable, sin causar
daño a mí o ninguna otra persona y contestar en forma verdadera y fiel todas mis
preguntas y hacer lo que le ordene, para. que yo logre hacer mi voluntad y satisfacer
mis deseos, en el conocimiento y obtención de todas las cosas que por oficio tú sabes le
es propio llevar a cabo y lograr, por el poder de Dios, El, quien creó y dispuso de las
cosas celestiales, aéreas, terrestres e infernales..
Después de haber invocado al Rey de esta manera dos o tres veces, conjure al
espíritu, repitiendo los con-juros varias veces. Sin duda alguna llegará a la primera o
segunda repetición. Si no viene, añada La Cadena de los Espíritus al final de los
conjuros, y será forzado a aparecer, aunque estuviera preso por cadenas, ya que las
romperá para lograr la libertad.
LA MALDICIÓN GENERAL, LLAMADA "LA CADENA DE LOS ESPÍRITUS",
CONTRA TODOS LOS ESPÍRITUS QUE SE REBELAN
¡ Oh espíritu (nombre del espiritu)!, malvado y desobediente, porque te has revelado y
no has obedecido ni escuchado mis palabras que he repetido, palabras gloriosas y
nombres incomprensibles de Dios, el creador de mí y de ti, y de todo el mundo, yo, por
el poder de estas palabras y estos nombres que ninguna criatura puede resistir, te
maldigo y te mando hasta el fondo del abismo, para que permanezcas encadenado hasta
el día del Juicio, y en fuego y azufre inextinguibles, a menos que aparezcas ante este
Círculo, y en este triángulo, para hacer mi voluntad. Por lo tanto, ven pronto y en paz,
por los nombres de Dios, Adonai, Zabaoth, Adonai, Amiorán, ven, ven, que es el Rey de
Reyes, y también Adonai, quien te lo ordena.
Cuando haya llegado hasta este punto en los con-juros, sin que llegue el espíritu, escriba
su sello en pergamino y póngalo en una fuerte caja negra,1 con azufre, asafétida y otras
cosas
que tienen mal olor. Luego enrolle bien la caja con un cable o alambre de hierro y
cuélguela de la punta de la espada, póngala sobre el fuego de los carbones y diga lo
siguiente al fuego primero, que estará orientado hacia el punto cardinal al que pertenece
el espíritu.
EL CONJURO DEL FUEGO
Yo te conjuro ¡oh fuego!, por el que te ha crea-do y ha hecho todas las demás
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