Page 3 - CUENTO DE MI BEBE
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La Bella
                                         La Bella







                                           Princesa

                                          Princesa







          Vivía una vez en un pueblecito pesquero una joven de origen pobre, pero que era increíblemente hermosa, famosa en

          todo el reino por su belleza. Ella, conocedora de su belleza y de la admiración que despertaba entre los jóvenes del reino,
          rechazaba  a  todos  los  pretendientes  que  se  acercaban  a  pedir  su  mano,  y  le  decía  con  total  seguridad  a  su  madre

          “Tranquila mamá, que pronto vendrá un apuesto príncipe, que se enamorará de mí y me pedirá en matrimonio”. De

          pronto a lomos de un impresionante corcel llegó al pueblo un guapísimo príncipe y éste, nada más verla, se enamoró
          perdidamente de ella y empezó a enviar regalos y dedicarle maravillosas poesías, hasta que consiguió que la joven dijera

          que sí. La boda fue grandiosa y espectacular, y todos comentaban que hacían una pareja perfecta.

          Pero  cuando  la  boda  se  acabó  y  las  fiestas  terminaron,  ella  se  dio  cuenta  que  su  maravilloso  príncipe  no  era  tan

          maravilloso como ella pensaba. Era un terrible tirano con su pueblo, la presentaba como de un trofeo de caza, alardeando
          de su gran belleza y era egoísta y mezquino. Cuando descubrió que todo en su marido era una falsa apariencia, con la

          que había conseguido conquistarla, no dudó en decírselo, pero él con una gran y cínica sonrisa le respondió de forma
          similar, “te recuerdo que sólo me casé contigo por tu belleza, y que tú misma podrías haber elegido a otros muchos antes

          que a mí, que seguramente estaban enamorados de tí, tanto de tu belleza como de tu interior, de no haberte dejado llevar

          por la ambición y tus ganas de vivir en un palacio”.

          La princesa lloró durante muchos días, sobre todo al darse cuenta de la enorme verdad de las palabras de su cruel marido.
          Y se acordaba de tantos y tantos jóvenes buenos y honrados a quienes había rechazado sólo por convertirse en una

          princesa.
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