Page 4 - CUENTO DE MI BEBE
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Desesperada la princesa trató de huir de palacio, pero el príncipe se dió cuenta y no lo consintió,
                               pues todos los nobles de su reino y de los reinos vecinos, hablaban de la extraordinaria belleza de

                               su esposa, y con eso aumentaba su fama de hombre excepcional, cosa que le producía un enorme
                               placer y un gran orgullo. Tantas veces intentó la princesa escapar, que este acabó por encerrarla y
                               puso varios guardias que la vigilaban constantemente.

                               Tras pasar un tiempo encerrada, uno de los guardias empezó a sentir lástima por la princesa, y en
                               sus encierros trataba de animarla y darle conversación. Así de esta forma, con el paso del tiempo

                               se fueron haciendo buenos amigos. Un día la princesa pidió a su guardián, que dada la amistad que
                               les unía, que por favor que la dejara escapar. Pero el soldado, que era noble y leal a su rey, no
                               accedió a la petición de la princesa. Sin embargo, le respondió:

                               – Si deseáis tanto huir de aquí, yo sé una forma de hacerlo, pero le advierto princesa que el sacrificio
                               por vuestra parte va a ser enorme.

                               La princesa accedió, confirmando que estaba dispuesta a cualquier cosa, y el soldado continuo:

                               – Ya que el príncipe sólo os quiere por vuestra belleza, si os desfiguráis el rostro, ya no le serviréis

                               para presumir y sacar pecho ante los demás príncipes y para evitar que nadie os vea seguro que os
                               enviará lejos de palacio, y borrará cualquier rastro de vuestra presencia. Ya sabemos lo cruel y
                               miserable que puede llegar a ser.

                               La princesa poniendo las manos en su rostro respondió sollozando:

                               – ¿Desfigurar mi bella cara? ¿Y a dónde iré después? ¿No te das cuenta que mi belleza es lo único
                               que tengo? ¿Nadie querrá saber nada de una mujer horrible, fea e inútil como yo?
                               – Yo lo haré – respondió el soldado hincando su rodilla en el suelo, pues en el trato diario con la

                               princesa había terminado enamorándose de ella – Para mí sois aún más bella por dentro que por
                               fuera.

                               Y entonces la princesa se dio cuenta que también amaba a aquel honrado y leal soldado. Llorando
                               amargamente, tomó la mano del soldado, y empuñando juntos un puñal, hicieron en su rostro dos
                               largos y profundos cortes.

                               Cuando el príncipe fue a visitar a la princesa contempló horrorizado el rostro de su esposa, y tuvo

                               la reacción que el guardián había previsto. Le dijo que no quería verla nunca más y que se fuera lo
                               más lejos que pudiera, además se inventó una heroica historia sobre la muerte de la princesa que
                               hizo que su leyenda sobre su belleza y bondad fuera más popular entre la gente. Mando al guardia
                               que la acompañara y escoltara lo más lejos que pudiera.
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