Page 22 - Un mundo infeliz de Darwin al neoliberalismo Book
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la conciencia y el intelecto humanos. Y cuando ello ocurre el hombre ya no es gobernado por la selección natural sino por la é^ca, que es el grado superior de la evolución humana.21 Wallace, como Huxley, creía en la naturaleza social del hombre, y como Kropotkin valora la superioridad de la colaboración para la mejor adaptación. Por ello, se ha dicho que Wallace rescata al hombre de la fatalidad del des^no maltusiano, sin comprometer el mecanismo de la selección en el resto de la naturaleza.22
Como quiera que fuese, las interpretaciones de Wallace se perdieron en el camino. Lo que fue quedando para la cultura académica y pública dominante fue la idea de la selección natural iden^ficada con la lucha por la existencia, la competencia y la sobrevivencia de los más aptos. A la larga, esto fue entendido como la supremacía de las ‘razas’ superiores, como así lo sugería el jtulo de la primera edición del libro de Darwin.
Es exacto decir, entonces, que el patrón explica^vo de la doctrina de Darwin no proviene de la biología sino de las doctrinas sociales. El razonamiento de Darwin es el mismo de Malthus, toma su inspiración en alto grado de la cultura que permea la conciencia europea de la época, fuertemente mo^vada por la proliferación de
21 A.R. Wallace (1870, pp. 319-328).
22 D.A. Stack, The First Darwinian LeÇ: Radical and Socialist Responses to Darwin, 1859–1914. History of Poli@cal Thought, (2000), 21(4), 682–710, p. 693.