Page 119 - Velasco y la independencia nacional
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Tres Momentos de la Independencia Nacional • Luis Manuel Sánchez
militar en el sentido moderno de la palabra para la toma del Cusco, y no la tuvo porque la guerra no fue el oficio funda- mental de los gobernantes incas.
Los ardides militares estratégicos que en Europa se ve- nían utilizando propiamente desde los tiempos de Roma, les eran ajenos a los guerreros incas. Para ellos una guerra se definía principalmente por el valor y la fuerza de los contrin- cantes; por el enfrentamiento abierto de unos contra otros con los artificios que tienen a la mano, sin tretas ni engaños. Y el engaño era justamente la gran ventaja del invasor, colo- cado en el centro de todo lo que los hispanos hacían. Era el arma que empleaban como primera estrategia de contacto y de guerra.
Así es como los hermanos de Pizarro se dieron maña para lograr el apoyo de gran parte de los vecinos del Cusco y em- pujarlos contra la ofensiva de Manco, ofreciendo dura resis- tencia. Desde su ruta de regreso por el altiplano Almagro le mandaba decir a Manco que venía como amigo y buscaba entrevistarse con él. Lo mismo le mandaba decir Francisco Pizarro desde Lima, que quería reunirse con el Inca -como se reunieron con Atahualpa en la plaza de Cajamarca-, hacer las paces, que estaba dispuesto a frenar la ferocidad de sus hermanos.
Para entonces el inca había aprendido a desconfiar de la palabra de los visitantes, pero la idea de hacer una gue- rra planeada, calculada con todos los maleficios que suelen justificarse en nombre de Maquiavelo, le seguía siendo ex- traña. Los ejércitos de Manco los conformaban campesinos comunes que se sumaban para defenderse ante el llamado del Inca, pero, así como peleaban, así tenían que regresar a sus comunidades cada cierto tiempo para ocuparse de sus chacras y sus animales.
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