Page 133 - Velasco y la independencia nacional
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Tres Momentos de la Independencia Nacional • Luis Manuel Sánchez
riquezas naturales del territorio, al devolver la tierra a los campesinos y permitirles el acceso al agua que los propieta- rios privados venían controlando hasta entonces como bien suyo. Lo mismo al asegurar el control peruano sobre los re- cursos mineros y petroleros por medio de la nacionalización y la participación empresarial del Estado en representación de toda la sociedad.
El país definió por primera vez una ruta de desarrollo propio que, de acuerdo con el plan velasquista, tendría que llevar a integrar la producción energética con la minería, la metalurgia y la industria, bajo la firme orientación del Esta- do. A esa mira apuntaba también la reforma de la educación cuyo propósito era la “educación para el trabajo”; acercar la educación a los fines del desarrollo del país. En el centro de ello estaban las Escuelas Superiores de Educación Profesional (ESEP) que se crearon a nivel nacional, con la finalidad de proveer de una fuerza tecnológica joven con grado de ba- chiller, entrenada para entrar de inmediato a la innovación y la industria. Las ESEP se crearon en 1975, en total 30, y se desmontaron en 1980 por Belaúnde. Desde entonces la edu- cación fue degenerando en lo que actualmente es.
El enorme esfuerzo liberador de la revolución peruana quedó trunco el 29 de agosto de 1975, cuando el general Morales Bermúdez, apoyado por un grupo de conspirado- res, anunció desde Tacna el relevo de Velasco como jefe de la Junta Militar de gobierno. El “relevo” fue en verdad un golpe de estado, celebrado de inmediato por la derecha, el APRA, y hasta por ciertas izquierdas que nunca entendieron la envergadura histórica del proceso de cambios que el país vivía y desde el comienzo fueron una piedra en el zapato.
Velasco no cae por la fuerza de sus errores, ni por los “lími- tes del modelo” como piensan algunos, ni porque las reformas no producían los resultados esperados, como la propaganda
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