Page 260 - Velasco y la independencia nacional
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VELASCO Y LA INDEPENDENCIA NACIONAL • La RevoLución continúa
contra la opresión de las grandes mayorías.17 Antes bien, el General lamentaba no haber podido iniciar las reformas del paquete que quedaron en el tintero: la salud, la vivienda y la reforma financiera.18
Con todos estos elementos a la vista, es entendible que, al lado del velasquismo, el pierolismo, el leguiísmo, el pradis- mo o el odriísmo –por hacer referencia a algunas corrientes que podrían antojarse semejantes- no solo resultan vetustos, sino sobre todo pálidos, enjutos y cortos. No es cuestión de lejanía, esta no implica necesariamente desafección o indi- ferencia. Episodios como la gran rebelión de José Gabriel Túpac Amaru, la infausta Guerra del Pacífico o, inclusive mucho más atrás, la conquista española, siguen agitando por su trascendencia las emociones de los peruanos. Quizá la epopeya aprista, portadora en su tiempo de un sentido heroico, un programa revolucionario y una vocación innega- ble por el poder y la modernidad, podría haberle disputado al velasquismo ese atractivo histórico de condensar para sí vocación y acción épica transformadoras, pero los sucesi- vos virajes ideológicos y políticos de Haya19, y sobre todo la degradación de sus continuadores, hacen a estas alturas inviable una mistificación. La transparente aversión por el poder de la izquierda marxista del siglo XX, y la reducción de su programa, las más de las veces, a imitaciones y genera- lidades, la incapacitan también para devenir en una memo- ria propiciadora y edificante de alcance nacional, más allá de las parcelas de sus propios herederos.20 En Velasco y su revolución las ideas tienen, pues, la ventaja –o la desventa-
17 Entrevista con César Hildebrandt (Hildebrandt, 2008:101,106).
18 Hildebrandt, 2008:109.
19 Sinesio López ilustra estos vaivenes hayistas como cambio con revolución (1931- 1944), cambios dentro de la democracia (1945-1948) y democracia a costa de cambios (1956-1969). (López, citado en Bonilla, 2009:119).
20 La poderosa izquierda marxista de los ochenta pudo ser solo un referente para los restos de sí misma en las décadas posteriores.
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