Page 16 - Para el buen gobierno de los pueblos
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enseñaba unos 500 años a.C. y, de manera aún más influyente, en los libros del confucianismo recogidos por los seguidores del gran maestro oriental. Estas filosofías milenarias siguen siendo la fuente principal de inspiración de los modos de ser, gobernar y progresar de los pueblos de esta nación extraordinariamente resiliente, a los que da una certeza de futuro que es más o menos evidente en los extraordinarios éxitos que ese país logra.
Eso se observa también en la civilización occidental cuyas orientaciones de vida más antiguos se los puede encontrar en la Ley Mosaica y los Diez Mandamientos, reunidos en el Pentateuco, de antigüedad desconocida, presumiblemente posterior al Código de Hammurabi. Junto con la Ley de las XII tablas que adoptó Roma en el siglo V a.C., estos pueden tenerse entre los textos claves que dieron forma a las tradiciones y modos de ser característicos, laicos y no laicos, de los pueblos europeos.
En el continente americano el ejemplo lo pone la civilización Maya que condensó la sabiduría de vida de sus comunidades en escrituras que hicieron en pergaminos de la corteza de árboles. De allí salió lo que Charles E. Brasseur denominó el libro del Popol Vuh, que describe el origen de todo, de los propios mayas y de sus gobernantes. La palabra Popol significa comunidad o casa común, en tanto Vuh alude al nombre del árbol del que se hacía el papel.
Sus continuadores, los grandes pueblos de Tenochtitlan - también llamados aztecas- que prosperaron hasta la llegada de los ejércitos de Hernán Cortés, dejaron su cultura impresa































































































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