Page 44 - Para el buen gobierno de los pueblos
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15. Atención a los pobres
[...] “No podía [el Vilahoma] ser casado ni tenía mujer ninguna sospechosa consigo; guardaba continencia toda la vida, por cuanto la elección del oficio era para toda la vida. Tenía rentas copiosas en todas las provincias del reino, y repartialas por los pobres, en especial ciegos, cojos, viudas, huérfanos, y él no tomaba mas de lo preciso para su sustento y para el decoro de su oficio.” (160)
16. El honor de ser ministro
“Estos [los ministros], al tiempo de su elección y confirmación de su oficio, prometían, en las manos del gran Vilahoma [Willac Umu], continencia y castidad perpetua hasta la muerte (porque el oficio duraba toda la vida). Esta promesa ya la tenían hecha de antes, cuando les (sic) hicieron ministros y sacerdotes de los ídolos, más entonces la ratificaban de nuevo con más solemnidad, y juntamente prometían obediencia al Vilahoma [Willac Umu], presente ó venidero. De aquí se saca que todos los ministros y sacerdotes de esta primera diferencia, así mayores como menores, no eran casados ni se podían casar según sus leyes, y si eran cogidos en adulterio o estupro, pasaban por el rigor de la ley sin remedio, que era muerte corporal violenta y muy áspera; y si eran cogidos haber caído con mujeres no casadas ni doncellas, privaban los de oficio por tanto tiempo por la primera vez, y por la tercera vez, para toda la vida.” (163).
17. Honrar el servicio de ser ministros
“Había tanta puntualidad, que era para admirar, y no se consentía un punto de ociosidad. Los ministros que eran