Page 10 - Comunidades 3
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  Crónicas del otro mundo
La yerba de
Vacadores a la carta
Wily, el fulminante
Desde este discreto rincón de viajero de los tiempos veo un país de cinematografía. Veo una legión de caminantes ansiosos, como en el inicio de otra vomitiva temporada de la exitosa serie norteña, The walking dead. Son caminantes sombríos como zombis, pero su sed es distinta. Mordisquean entre ellos retazos de fujimorismo, de liberalismo fingido, de aprismo insepulto, de catolicismo de catacumbas, de camisas negras europeas. Son la legión de vacadores a la carta formada el 19 de julio, horas antes de que Pedro Castillo fuera proclamado presidente. Su habilidad es notable para fabricar carteles. Ponen en ellos “chavista”, “terrorista”, “comunista”. Carteles que usaron primero contra Verónica Mendoza. Ahora los usan contra Pedro Castillo, los carteles llegan en camiones. Otros dicen “fraude electoral”, “mal gabinete”. El cartel más repetido dice “vacar al Presidente”. En la procesión se escurren Mulder y del Castillo, ordenando las filas. Hay anticomunistas cuya fecha de vencimiento dice 1945, pero todavía actúan. Hay adoradores clandestinos de la virgen María, miembros de sectas religiosas de financiamientos ocultos y rituales estremecedores. De esas que cuentan a sus fieles que los comunistas le quitas sus cosas a la gente, venden a los niños, defienden ideologías de gayes y lesbianas. Dicen de Vizcarra que era comunista; lo mismo de Sagasti y los que llaman caviares. Los fieles creen todo y lo repiten en silencio. La procesión sigue con los que distribuyen el miedo. Los hombres de negro de los diarios, de canales de TV y de estaciones de radio de cadena nacional. La diferencia entre verdad y mentira para ellos..., ¿cuál diferencia? Ponen en sus carteles cosas como “Cerrón tiene de rehén a Castillo”, “Evo le traza ruta a Castillo”, “el Perú en manos del terror”. Adelante van los más bacanes. Los que ejercen la profesión del cinismo. Disparan contra todo lo que se mueve en el flanco izquierdo. Es como si tuviesen puesta la máscara de una película de Chuck Russell y están listos para cometer los crímenes más inverosímiles. Hay, pedófilos de alcurnia que hacen entrevistas, empleados del BCR que blasfeman sin bozal, sin barba y en forma gratuita. Admiran a Magaly Medina y Laura Bozzo cuyas efigies llevan en andas. Algunos han cruzado la frontera, pero desde fuera siguen disparando con todo. Por eso son bacanes. No es fácil encontrar el hilo que une a esta cáfila de gentes empecinada en la guerra contra un Presidente que acaba de ser elegido. A menos que lleguemos a la sórdida conclusión de que los une un incontrolable desprecio por la gente del Perú originario. Eso no resulta concebible.
La Presidenta del Congreso y el Presidente de la República
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Un desaire y una afrenta
El desaire fue el 28 de julio, cuando la presidenta del Congreso le cerró el paso al expresidente Sagasti para la entrega de la banda presidencial. ¡Qué roche!. La afrenta fue el 12 de agosto, cuando la misma presidenta se negó a dar la mano de despedida al Presidente de la República, en evidente gesto de descordialidad y de racismo. ¡Qué vergüenza! El gesto de la señora Alva no pasaría en ningún país del mundo viniendo de una alta funcionaria del Estado. En países como Canadá, o Australia, donde los pueblos nativos han sufrido un maltrato semejante al que sufrieron los nativos del Perú, se han hecho actos de estado, leyes de reconocimiento de derechos y actos públicos de desagravio a los pueblos que fueron maltratados. En febrero del 2008, el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, en nombre del Gobierno y el Parlamento australiani, pidió perdón a los aborígenes por el dolor y el daño causados en el pasado. En México el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha pedido que la corona española haga un gesto de dignidad parecido. Se está a la espera de eso. En el Perú la Presidenta del Congreso prefiere ejercer el racismo en primera persona. Democráticamente tendría que dar un paso al costado, y su partido, Acción Popular, pedir disculpas al Presidente, al país y en especial a los pueblos nativos del Perú de quienes descendemos los peruanos.
 

























































































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