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La palabra que se ha puesto de moda en los circuitos soterrados de los vengativos, de los conspiradores eternos es la de la “vacancia”. Como la salida funcionó de maravillas para sustituir a Kuczynski, a Vizcarra y a Merino, las inteligencias desestabilizadoras piensan que puede usarse también ahora, sin escrúpulos, contra Castillo. Olvidan un importante detalle: Contra Kuczynski, Vizcarra y Merino había razones constitucionales sobradas. Contra Castillo no hay ninguna en absoluto.
cuya conducta deja estupefactos a quienes creen que la carrera militar enseña slgo sobre la democracia. El almirante tiene un plan para enfrentar a Castillo: quiere inteerpelar a los ministros uno por uno. En estos días se obstina en interpelar a todo trance al Canciller pese a que el Gabinete no ha expuesto todavía su programa de gobierno.
Montoya lucha contra el comunismo con lo que se coloca a la altura del Quijote, con la dificultad de que por estos territorios no hay molinos de viento. aunque hay fantasmas, enemigos fabricados, y el almirante está dispuesto a esterminarlos. junto a Nano Guerra y la dinámica señora Alva, la coalición vacadora secreta que medio mundo identifica.
Es una coalición que puede sorprender por lo pertinaz y el desenfado con que se manifiesta, pero que en realidad hace gala de los modales egoístas, racistas y totalitarios que han sido propios de las familias más ambiciosas de la historia peruana. Y así se comportan en estos días, creyendo que la sociedad oligárquica todavía existe.
Desde el flash del 11 de abril, primera vuelta electora, la coalición ha mutado de extraordinariamente. De antifujimorista se hizo profujimorista de la noche a la mañana según el sabio consejo de los Vargas Llosa. De garante de las elecciones se hizo impugnadora de los resultados electorales. Y de garante de la democracia se ha vuelto en estos coalición desestabilizadora de la democracia. La consigna que levantan alegremente en estos días es la de la “vacancia”, suponiendo que el gran pueblo peruano es convidado de piedra en estos malévolos torneos.
Alguna vez, ojalá, un Congreso leal
Hay que decirlo con toda franqueza: nunca el congreso de la república, desde 1980 había sido tan desleal con el gobierno democrático. Durante la historia pasada lo fue varias veces al servicio de las dictaduras. En 1895 para favorecer a Piérola, en 1913 para favorecer a Oscar R. Benavides. En 1948 para abrir el paso a Odría. En 1963 para atar las manos al gobierno de Fernando Belaúnde.
Propiamente bajo la presidencia María del Carmen Alva el Congreso intenta una vuelta absurda al pasado. Se empuja al Congreso a comportarse como una amenaza para la democracia. Es curioso que un partido como Acción Popular, al que pertenece la señora Alva, lo tolere. Como es curioso que partidos que se suponen renovadores y representantes del Perú popular que recién está naciendo, como Avanza país, o APP, se presten borreguilmente a hacer del Congreso un teatro de falsarios y golpistas, como antes lo hacían los Mulder, del Castillo, o los Vitocho.
La mayoría del Congreso tendrá que ponerse pensar y tomar decisiones sanas. El gran pueblo del Perú estará muy atento a ello. “Puedo entender estreches de mente, soportar la falta de experiencia, pero no voy a aguantar estrechez de Corazón” (Los prisioneros, 1990).
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