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El gobierno de Pedro castillo inicia con una actitud que es esencial para intentar una nueva manera de hacer política y de afirmar la democracia peruana, en un país en el que la tradición es el conflicto virulento, y donde lo que más les falta a sus dirigentes políticos es voluntad de diálogo y mutuo entendimiento.
Ministro de Economía se reúne con 14 gremios empresariales. Fotorgrafía: Diario Gestión
BUSCANDO LAS FORMAS DEL DIÁLOGO
El ejemplo más novedoso de esa actitud es la disposición reiterada que el Presidente Castillo muestras en sus mensajes, pero también lo hace el Primer Ministro, Guido Bellido Ugarte, quién el 2 de agosto llegó hasta la comunidad de Colquemarca, Chumbivilcas, Cusco, montado a caballo para dar solución a un paro de 10 días que la población mantenía contra la empresa minera Las Bambas.
Lo novedoso del viaje no es que un primer ministro llegue a una zona de conflicto, ni que lo haga montado a caballo por la dificultad de llegar en vehículo, sino que conversa con la población en el lenguaje de la población. En Chumbivilcas hablaron en quechua, el lenguaje más antiguo de los peruanos, marginado durante los largos siglos del coloniaje. Esto tiene un significado simbólico, pero ante todo de efectividad en la comunicación. La gente entiende mejor y hay más confiabilidad en los acuerdos.
¿Algún día nos entenderemos los peruanos?
Otro acto estimulante de la acción del Presidente fue el reconocimiento de los mandos militares, la regularización del Comando conjunto de las Fuerzas Armadas , con la designación del general Manuel Jesús Martín Gómez de la Torre Araníbar como Jefe del mando supremo.
La Fuerza Armada tiene que ser reconocida en el enorme papel que juega en respaldo del orden democrático y constitucional, así como en la protección de la soberanía nacional. En su discurso del 28 de julio el presidente le propone a la Fuerza Armada ser también aliada del desarrollo y sin duda en esto tiene mucho que puede aportar.
Por su parte el Primer ministro optó por reunirse con los partidos políticos, conforme a un protocolo que hacen todos los gabinetes. Vale añadir, sin ánimo negativo que los partidos son por ahora fachadas del marketing político. (sigue..)
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