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EL SUPER DEL CIELO
Hace tiempo, Manuel andaba por la autopista de la vida y un día vio un letrero que
decía: “Supermercado del cielo”
Al acercarse, la puerta se abrió de par en par, y de pronto se encontraba ya dentro
de la tienda. A poco de andar vio un grupo de ángeles. En realidad, estaban por todas
partes.
Uno le dio una canasta y dijo:
“Manuel, prestá atención, comprá con cuidado”
Todo lo que un ser humano necesita estaba en ese super. Y si no podías llevarte
todo lo necesario podías regresar al día siguiente por el resto.
Primero, tomó algo de paciencia y mucho amor que estaba en el mismo pasillo.
Mas abajo estaba la comprensión, a cualquier lado donde vayas, siempre necesitás
un poco de ella. Tomó una o dos cajas de sabiduría y un par de bolsas de fe. Se detuvo
para tomar algo de fuerza y valor que le ayudaran a seguir en carrera de la vida.
Entonces su changuito empezaba a llenarse, pero se acordó que necesitaba aún
algo de gracia. No olvidó llevar salvación, que era gratis, así que trató de tomar sufi-
ciente de eso para salvarse.
Luego se dirigió a la caja para pagar la cuenta. Pensó que ya tenía todo para hacer
la voluntad del Señor.
Mientras caminaba por el pasillo, vio oración y pensó en que tenía que llevar un
poco porque sabía que, si no lo hacía, caería en el pecado. Había poca de paz y alegría,
eran los últimos dos en la repisa. Canto y alabanza estaban cerca, así que puso en el
chango un poco también.
Entonces le dijo al ángel:
“A ver” ¿Cuánto debo?
Le sonrió de nuevo y dijo:
“Manuel, Dios pago tu cuenta hace mucho... mucho tiempo ya”.
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