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Está bien, volvió a decir Luisito.

Al día siguiente los dos estaban en una sala de hemoterapia, la hermana
estaba en una camilla, muy flaquita, muy pálida pero tranquila y Luisito estaba
en otra camilla.
Extendé el brazo, le dijo el médico.

Luisito extendió decididamente el brazo, agregó el doctor: Te va a doler un
poquito, nada más.

Está bien, dijo Luisito
Y pincharon la vena e iniciaron la transfusión de lo que necesitaba ser sangre
fresca. Durante los siguientes 20 minutos la transfusión se estuvo dando lugar.

El Dr. preguntaba: ¿Cómo te sentís?
Luisito decía: “Bien... bien”...

Terminada la transfusión el médico sacó la aguja y le dijo: Ya está

Luisito suspiró: “Ahhh”...
Se hizo un silencio y a Luisito se le llenaron nuevamente los ojos de lágri-
mas, mirando a su hermana y entonces el médico dijo: ¿Que te pasa?

Luisito preguntó: ¿Va a vivir ella?
Si claro... Va a vivir, respondió el doctor

“Ahhh”... volvió a decir Luisito

Y... ¿Cuándo me voy a empezar a morir yo?
Entonces el médico le dijo: ¿Porque decís eso?

Bueno... ¿Usted no dijo que sin sangre no se puede vivir?

Y si la mía se la di a ella
Yo ¿Cuándo me voy a morir?

A veces creemos que los chicos entienden, pero generalmente los adultos
no sabemos qué es lo que están entendiendo. Con los chicos debemos ser muy
claros, mucho más claros de lo que somos, tenemos que estar seguros de que
nos están entendiendo .

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