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CREATIVIDAD



                             El odio había decidido darle una batalla definitiva al amor. Sabiendo que no lo
                         podía matar directamente porque el odio no puede estar donde está el amor, hizo una
                         reunión con todos los malos de la película, con todos los sentimientos perversos y las
                         emociones siniestras para poder eliminar al amor.
                             Yo me ocupo dijo el mal carácter. Ya van a ver. Estoy con él un ratito y van a ver
                         como no existe más.

                             Entonces lo puso de mal humor y trató de molestarlo y de gritarlo, de incitarlo a
                         la pelea y a las discusiones. Pero el amor salió victorioso. El mal carácter volvió y dijo:

                             No pude con él, no pude con él, no lo puedo creer, pero no pude con él.
                             El odio, entonces, le encomendó esta tarea a la ambición, porque la ambición
                         siempre siembra una lucha de poderes, siembra discusiones entre ellos, respecto si
                         querés más de esto o menos de aquello, para saber quién gana más, quién tiene más
                         poder, quién hace mejor las cosas. Pero el amor, que se sintió un poco herido, final-
                         mente pudo resolver el tema y triunfó otra vez.

                             Fracasaron después los celos, fracasó la indiferencia, la enfermedad y la pobreza
                         que el odio le mandó. El amor triunfó sobre todos estos... Triunfó...

                             Hasta que llegó un hombre, vestido de negro, con un sombrero muy bajo y dijo
                         parcamente:  Yo me ocupo.

                             Lo dijo con tanta autoridad, que sin saber siquiera quien era, el odio le dijo que
                         vaya. Pasó el tiempo y a los seis meses este hombre de negro volvió y trajo la noticia:
                         El amor... El amor agoniza.
                             Todos empezaron a cantar y a bailar porque el amor estaba agonizando, finalmen-
                         te habían conseguido su sueño y el odio estaba de festejo y en medio de los festejos
                         paró y le preguntó: Pero vos ¿Quien sos?

                             Y el hombre dijo:

                             Soy la rutina

                             Todos empezaron a festejar muy contentos la agonía del amor, sin saber que el
                         deseo, la risa y la creatividad habían decidido salvar a su amigo el amor, condenando
        67               a las sombras al odio para siempre .
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