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EL PINTOR



                             Esta es la historia de una nena muy triste, muy enferma en un tiempo donde la
                         tuberculosis mataba al setenta por ciento de los pacientes que contraían la enferme-
                         dad. Esta nena estaba en su cama, cerca de una ventana. Afuera nieva porque en ese
                         momento el invierno empieza a ponerse cruel. La nena está con un pronóstico muy
                         severo. El médico dijo que, si ella soportaba el invierno, quizás podía sobrevivir, pero
                         posiblemente no.
                             Vivía en uno de esos edificios donde hay una placita en el centro, donde de una
                         ventana se ve el edificio de enfrente. La nena, por estar en su cuarto, no puede mirar
                         la calle; entonces se entretiene mirando la ventana del tercer piso del edificio de en-
                         frente donde un pintor pinta, permanentemente pinta al lado de la ventana. Ella se
                         entretiene mirando la pared por donde crece una enredadera que sube y se enreda
                         en la pared hasta llegar justo a la ventana del pintor. Siguiendo esta enredadera ella
                         siempre encuentra al pintor pintando al lado de la ventana.

                             Un día la madre de la nena, que ya no sabe qué hacer para que ella se sienta más
                         alentada a seguir (porque siente que está abandonando la fuerza de luchar por su
                         vida) va a ver a este pintor y le pide si puede venir a ver a su hija, si puede hablarle
                         sobre pintura, en fin, si puede agregarle un motivo más de vida.

                             El pintor se acerca a la casa y empieza a visitar a la nena todos los días, le habla
                         sobre pinturas, sobre colores, hasta que un día... un día la nena mira tristemente por
                         la ventana y ve como la enredadera está cada vez más poblada de hojas amarillas
                         porque el otoño avanza.
                             El pintor la mira y le pregunta:

                             ¿Qué te pasa?

                             “Lo que me pasa es que veo cómo las hojas se caen de la enredadera y me doy
                         cuenta que, así como las hojas, se va terminando mi vida, cuando la última de las ho-
                         jas se caiga, mi vida... mi vida se va a terminar”

                             Y él le dice que no, que no piense eso, que todavía tiene fuerzas
                             Ella le dice:

                             ¿Sabés pintor? No me siento bien, me duele mucho el pecho, y ayer vomité un
        71               poco de sangre.
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