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Pero no se lo dijo.
Todos estos pensamientos hicieron que ella se deprimiera y eso sumado al
avance propio de la enfermedad hicieron que la se agravara mucho tiempo an-
tes de lo previsto.
El esposo se mudó a la habitación de al lado para no molestarla en su des-
canso.
Pero no se lo dijo.
Ella pensó:
¿Ya no quiere estar ni siquiera a mi lado, ahora que no podemos hacer el
amor?
Pero no se lo preguntó.
Cuando sus hijos y su esposo estaban en el cuarto bromeaban y le contaban
las cosas que sucedían en la calle para que ella no notara su tristeza. Ella los
escuchaba y pensaba:
¿Por que hacen tantas bromas? Acaso ¿No están siquiera un poco tristes por
mi? ¿No les importa que sufro y que paso dolor?
Pero una vez más calló.
La tristeza pudo más que la medicina y ella murió antes de lo previsto por los
médicos, mucho antes. Murió triste consolándose con la idea de que al menos
no la extrañarían ya que se habían arreglado muy bien sin ella.
Ellos lloraron su muerte con profundo dolor, pero se consolaban pensando
en que al menos habían hecho lo posible durante todo este tiempo para que su
madre estuviera feliz de ver cuanto la amaban .
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