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Sueña y escribe

– ¡Cómo si tuviéramos otra opción! – refutó el
menor.

Después de desempacar sus maletas y acomodarlas

en las polvorientas habitaciones, a la madre de
Noah se le ocurrió una idea – ¿Por qué no hacemos
una fogata? – Propuso a su mamá - ¿En dónde, Kler?

– Respondió David, a lo que recibió como respuesta
– vi un lugar donde no hay riesgo de incendios allí

atrás - agregó Kler; cuando la familia terminó de
cenar frente al calor de la fogata decidieron ir a
dormir. El sueño del menor fue interrumpido

cuando escuchó sacudir los árboles y arbustos que
se encontraban ubicados fuera de aquella cabaña,
los sonidos de la madera húmeda y algo vieja eran

normales, pero ese sonido era completamente
diferente. Toda la familia se despertó ante el crujido
de la puerta que daba afuera. David y Kler

decidieron levantarse e ir con linternas a averiguar
cuál era el motivo que causaba aquel desagradable

sonido.
– Creo que fue una ráfaga de viento, ya ves que la
cabaña no está en muy buen estado – fue lo último

que escuchó David antes de ver cómo un oso
agarraba entre sus enormes manos a su esposa…
– ¡KLER! –

– ¿Qué haces cuando un oso está a punto de
devorarse a tu esposa?, lo único que pudo hacer

David fue lanzarle troncos de madera y algunos
ladrillos e incluso piedras que habían utilizado para

hacer la fogata, lo que logró fue hacer enojar al oso
provocando que este abriera su enorme boca y

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