Page 190 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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Aquella maldición de Mírtilo alcanzó además de los hijos de Pélope a sus nietos y bisnietos, incluyendo a Agamenón, Egisto, Menelao y Orestes. Esto lo inmortalizó Esquilo en “La Orestíada” que es la única trilogía que se conserva del teatro griego antiguo, la que se sigue representando y trata del final de la maldición de la casa de Atreo, historia mítica de Orestes hijo de Agamenón, que había sido vencedor de Troya.
Se la llama trilogía pues está formada por tres obras, que presentan a una so- ciedad en la que una matanza provoca otra matanza y una venganza familiar sin final.
La componen:
Agamenón rey de Micenas regresando de la guerra de Troya, envanecido por
 el saqueo perpetrado, luego de haber estado ausente durante diez años, sólo para encontrar la muerte.
Las Coéforas (segunda parte de la trilogía que trata de la muerte de Aga- menón, confabulación de su esposa Clitemnestra y de su amante Egisto), ofen- diendo no sólo el vínculo matrimonial, sino también el respeto al rey como autoridad.
Las “coéforas” eran esclavas de la casa del rey, que acompañan a Electra con libaciones y ofrendas hasta la tumba de Agamenón.
Electra expresa un rencor y odio contra su madre Clitemnestra que vive con su amante Egisto. Busca a su hermano Orestes para planear la venganza por la muerte de su padre y para ello pretenden asesinar a su madre y nuevo marido, hecho que concreta Orestes apoyado por el dios Apolo.
 Las Euménides última obra de la Orestíada, que cuenta como estas diosas de la venganza (Las Furias) persiguen a Orestes por haber matado a su madre Clitemnestra, confabulado con su hermana Electra para lograr tal fin. La escena se desarrolla en el Oráculo de Delfos (templo de Apolo) donde Apolo defiende a Orestes y las furias lo culpan por su agravio.
 De este “empate” es Atenea quien llega a dar su voto de gracia, con el que se terminan esta cadena de vengativas muertes, trasladándose así esta tragedia a un plano divino.
La primera vez que se representó fue en las fiestas Dionisias, en el año 458 a.C., donde se cuenta que fue premiada.
Esquilo compartía la creencia de que el orden depende de las leyes y las leyes provienen de los dioses, es decir que las polis se autogobernaban por un con- senso a través de instituciones jurídicas, en oposición al arcaico tribalismo y
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