Page 188 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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la joven hija del rey, pero si era derrotado perdería su vida. Pudo triun- far Pélope con gran ayuda de Poseidón, su antiguo amante, quien le había provisto de un carro tirado por caballos alados y así pudo unirse en matrimonio con la bella Hipodamia.
Enómao (hijo del dios Ares) era un déspota, cuyo amor patológico hacia su hija hizo que matase a mu- chos pretendientes anteriores de la joven, al no poder triunfar en las pruebas que él mismo organizaba como requisito “sine qua non” para tomarla en matrimonio, pero Pélope pudo lograrlo en esta ocasión.
Cuenta la leyenda que Pélope también tuvo en esta oportunidad, además de la de Poseidón, la gran ayuda de Mírtilo, un áuriga que estaba a cargo de la caballeriza del rey y a quien el joven aspirante le hizo promesas demasiado comprometedoras como ser, facilitarle una velada con quien sería su esposa, Hipodamia.
Esa falsa promesa hizo que Mírtilo aflojara una de las ruedas del carro del rey
y así consiguió que una vez lanzado al galope, se destrozase y el rey mu- riera en el accidente. Pero, al intentar Mírtilo obtener su recompensa Pélope lo mató sin rodeos, el que mientras agonizaba llegó a maldecir a Pélope, sus hijos, nietos y bisnietos...
De esta manera Pélope logró casarse con Hipodamia y juntos instituye- ron los juegos, tanto masculinos como femeninos, como recordatorio de aquella dura carrera.
[...] La otra leyenda respecto a la forma de comienzo de aquellas reuniones deportivas, se refiere a “los doce trabajos de Heracles”, uno de los cuales re- cuerda que fue obligado a limpiar los establos del rey Augías de la Elide (al noroeste del Peloponeso y cerca del río Peneo). El rey se negó a recompensar al héroe por el trabajo realizado lo que causó la furia de Heracles, hecho que lo llevó a destruir la ciudad y ofrecer un sacrificio para su padre el dios griego Zeus y además instituir unas competiciones atléticas que rememo- raran ese acontecimiento.
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