Page 207 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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gando “in extremis” hasta provocar la muerte de sus hijos, fundamentalmente motivados por el odio irrefrenable a su pareja, a quien está dirigida esta brutal agresión y que se conoce como “síndrome de Medea”.
Este cuadro trágico se fundamenta en la tragedia griega de Euripides, que relata la terrible historia de la sacerdotisa Medea, esposa de Jasón, que para castigarlo por haberla abandonado, sacrificó la vida de los hijos engendrados en común.
Otras mujeres de gran relevancia en la Antigua Grecia fueron Aspasía de Atenas la culta esposa de Pericles nacida en Mileto, que desde joven leía las obras de poetas y filósofos, especialmente las de Pitágoras. Era ella bella e inteligente y aunque su vida se encuentra rodeada de un halo de misterio, fue la compañera del gran Pericles desde que se conocieron en el 445 a.C. cuando él era la máxima autoridad política de Atenas.
Aspasía se hacía notar por su capacidad de retórica y su brillante conversación y según Plutarco, su casa se convirtió en un centro intelectual en Atenas, donde atrajo a los más prominentes escritores y pensadores, teniendo estas conductas gran influencia en la vida cultural ateniense.
Con la muerte de Pericles en el 429 a.C. víctima de la epidemia de peste, ella se retiró de la vida pública para dar clases a jóvenes alumnas, hasta su muerte alrededor del año 400 a.C.
Gorgo reina de Esparta (siglo V a.C.) esposa de Leónidas que, lejos del este- reotipo de mujeres “esclavizadas” por el matrimonio, desempeñó un activo papel político en la época Clásica, siendo ella la más conocida de las mujeres espartanas. De hecho fue hija de un rey de Esparta (Cleómenes), esposa de un rey de Esparta (Leónidas) y madre de un rey de Esparta (Plistarco, de quien su primo Pausanias fue su regente).
Entre otras anécdotas hay una contada por Plutarco y que ilustra sobre la importancia de la maternidad en aquella tierra, donde se le atribuye a Gorgo el haber afirmado que “las mujeres espartanas eran las únicas que gobernaban a sus hombres, pues eran ellas quienes daban a luz a verdaderos hombres...”
De la poetisa Safo de Lesbos en la época arcaica (siglo VI a.C.) a quien Platón catalogó como “la décima musa” nos ha llegado menos del diez por ciento de su obra, desde la que se hacen conjeturas sobre su vida personal y desde sus poemas se interpreta que ella se enamoraba de sus discípulas, pasando a ser un símbolo del amor entre mujeres.
Dr. Juan Carlos Miller |205|