Page 36 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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su identidad y por ello eran considerados a los ojos de numerosos griegos jonios como bárbaros, reacios “a los encantos” de la civilización griega que conservaba su lengua, su religión y sus costumbres.
Así, los griegos, bajo la bandera de la liberación, convirtieron a la sobe- ranía en una prioridad, encabezada por Aristágoras de Mileto, organi- zando bajo gran secreto una revuelta (la revuelta de Jonia) con el objetivo de retomarles a los persas Bizancio (actual Estambul) y Chipre.
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Por otro lado, a partir de la época arcaica, en la organización sociopolítica interna de las “polis griegas”, un griego pertenecía a una ”phylé” que era la tribu, raza o pueblo, de donde descendían y a un clan con cuyos miembros lo unían lazos de sangre. Así en Atenas se desarrollaron a partir de estas per- tenencias a tribus los distritos regionales, que también formarían la base de los distritos militares.
Fue en esos tiempos que se iniciaría el desarrollo de muchas “polis” que adoptaron como sistema de gobierno a la democracia (“el poder del pueblo”) sustituyendo de esta forma a la oligarquía (de oligos=pocos y archos=comandar, era el poder supremo ejercido por pocos y de la misma clase social) y a la tiranía (gobierno de una sola persona), tiempos en que también emergen grupos de familias privilegiadas (los “aristoi” que sig- nificaba ”los mejores” o aristócratas=gobierno de los mejores, sin mérito propio).
En esta época de la Antigua Grecia en que se fueron delineando las diversas formas de gobierno, fue la aristocracia, es decir los que tenían mayores virtudes y capacidad para desenvolverse. Para los filósofos Platón y Aristóte- les esta era la mejor forma de gobierno pues, (aunque no debemos perder de vista que la aristocracia es un sistema de poder político ejercido por una clase privilegiada) ellos sostenían que pretendía combatir los excesos de la ti- ranía (poder absoluto de un solo hombre con abuso de la superioridad) y las injusticias de la oligarquía (el poder está en manos de unos pocos privilegia- dos), además de sostener que la imperfección de la democracia facilitaba las conductas demagógicas.
Atenas optó por la democracia, aunque no Esparta, que continuó siendo gobernada por una minoría.
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