Page 54 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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“La felicidad está en la libertad y la libertad en el coraje”
“Los hombres ilustres tienen a toda la tierra por tumba”
“Usamos la riqueza como una oportunidad para la acción, no como un tema para alardear. Entre nosotros no es motivo de vergüenza para un hombre reconocer su pobreza, pero sí lo es el no hacer todos sus esfuerzos para evitarla”
“El estado democrático debe aplicarse para servir a la mayoría y procurarles a todos la igualdad ante la ley. Debe al mismo tiempo protegerse contra el egoísmo y también proteger al individuo contra la arbitrariedad del estado”
“No se sale adelante celebrando éxitos, sino superando fracasos”
** Se llamó “Siglo de Pericles” al período de la historia de Atenas, dentro del siglo V a.C. en el que alcanzaron su apogeo diversas manifestaciones cul- turales. Para ello supo rodearse de las personalidades más destacadas del mo- mento, hombres excelentes en filosofía, arquitectura, escultura, historia, lite- ratura, etc., siendo acompañado por una mujer de gran valor llamada Aspasía, con quien tuvo dos hijos.
Cabe destacarse que las mujeres tenían mucho menos vida pública que los hombres de aquella época, pues no tenían derechos políticos y se dedicaban al cuidado de sus hijos y de su hogar, salvo un reducido número de ellas, “las heteras”, mujeres libres que se cultivaban intelectualmente y accedían a disfrutar otro cariz de la vida, cual era la intelectualidad y la sexualidad.
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Y utilizando dignamente el manejo de los recursos, que le dio el tesoro de la Liga de Delos, Pericles fomentó las artes, las letras, la escultura y la arqui- tectura, para darle a Atenas un esplendor que no se repitió más a lo largo de su historia, motivo por el que esta descollante figura histórica haya legado su nombre al Siglo de Oro ateniense, zenit de la Grecia clásica. Y aunque trabajó denodadamente para convertir a la Liga de Delos en el “Imperio Ateniense”, terminó fracasando en la concreción de este anhelo.
[...] Ninguno de los estadistas que lo sucedieron pudo alcanzar su nivel para continuar con su labor, por lo que la devastadora guerra del Peloponeso, que fi- nalizó con la aplastante victoria Espartana, hizo estragos en Atenas que perdió definitivamente su hegemonía.
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