Page 64 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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resto de los dioses. Según Hesíodo (en su Teogonia) el Caos fue el primer dios elemental, divinidad primordial, del cual se cree que salieron una fuerza creadora, la oscuridad y la materia.
Las cosas empiezan a tomar forma y de ahí surge el universo, del cual fueron apareciendo todos los otros elementos. Él engendró junto a Tetis, a la Oceá- nide Eurínome diosa primordial de todas las cosas que surgió desnuda del océano, al que separó del firmamento. Esta madre creadora danzó sobre las olas hasta que surgió un viento, que era el viento norte o Boreas, el que frotó contra su cuerpo y lo modeló. Le dio al viento forma de serpiente y la llamó Ofión. Eurínome continuó bailando hasta que la serpiente le propuso unirse y así se unieron, entonces Eurínome se materializó en paloma, puso un huevo, lo incubó y de él surgió todo lo creado; es decir que puso el “huevo universal”.
Muchísimo antes que la conocida cultura griega del 700 a.C. (a los huevos de aves y serpientes se los consideraba “úteros visibles” con capacidad para crear una vida nueva; es el “huevo cósmico”). Además se infiere que nace lo femenino titanas (titánides) junto a lo masculino titanes, parejas divinas, siendo ambos géneros de igual importancia y nacidas de una primera diosa, origen de todo.
Cuando maduró el huevo, se partió y de él salieron el sol, la luna, los planetas, las estrellas y la tierra con sus montañas y ríos, También árboles, hierbas y las criaturas vivientes. Eran los hijos de la creadora. El primer hombre fue Pelasgo, ascendiente de los pelasgos, tribu griega que precedió a los helenos.
Eurínome y Ofión decidieron vivir en el monte Olimpo, pero ella envió a la serpiente a las profundidades de la tierra para que se ocupara de los procesos de vida, muerte y renacimiento, mientras tanto ella creó las siete potencias planetarias, el Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno y le puso una titana en cada una.
[...] Los primeros pelasgos, primitivos pobladores de aquellos inciertos grupos humanos, tenían costumbres preagrícolas, como recolectar bellotas para comer, vestir túnicas con cueros de animales y construir chozas con ramas. Habi- taron Arcadia, que fue una región del centro del Peloponeso, en la antigua Grecia y que con el pasar del tiempo, se ha convertido en el nombre de un país imaginario, creado y descripto por diversos poetas y artistas, lugar bucólico donde reinaba la felicidad, con las mismas connotaciones que el
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