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42 Conclusiones
Durante las entrevistas predominó el sentimiento
de pudor y vergüenza; resaltó la dificultad que
tuvieron para “atravesar el pueblo y llegar al centro
de salud a hacerse el papanicolaou”, pues asumir
estas acciones significó para ellas, la confesión, la
aceptación pública de comportamientos sexuales
fuera de la norma, ya que las mujeres “decentes”
no se enferman de “ahí”.
Para quienes fueron entrevistadas en este estudio,
entrar en contacto con el personal de salud
representó el inicio de una relación institucional
que reproduce un sistema de creencias y
representaciones simbólicas referentes a la mujer
y al control social de la sexualidad.
En el análisis de la vivencia de la enfermedad se
plantearon dos niveles para integrarlas: desde
que comenzaron los malestares y a partir del
encuentro con las instituciones de salud -ya sea
públicas o privadas- para atenderse, puesto que la
experiencia de vivir con cáncer se vincula con todo
lo que rodea a la enfermedad y tales instituciones.
Las protagonistas son la mujer, la enfermedad y,
de manera integral, el personal médico y de salud.
Al iniciar los tratamientos, las mujeres expresaron
un predominio absoluto del miedo y ante el
desconocimiento se refugiaron en sus propias
explicaciones esperando lo peor. Respecto a la
cirugía, manifestaron el temor a la anestesia o a
“quedarse en la operación”. Sobre la radioterapia
y la quimioterapia también mencionaron el miedo,
pero sin saber con exactitud a qué le temían. En este escenario, la consulta médica se produce
en un contexto cargado de ansiedad, que influye
Cuando llegaron a esta etapa, ellas se encontraban en la comunicación ya de por sí desigual. La
ante una situación muy diferente a la que tuvieron asistencia médica que se brinda a la problemática
cuando iniciaron su tratamiento, pues habían del cáncer cérvico uterino está cruzada con las
vivido la experiencia terapéutica y transitado a la interferencias de la incomodidad que les produce
etapa de vigilancia. a las y los médicos abordar temas sexuales, sobre
todo si se trata de mujeres, porque entran en juego
La fase posterior al tratamiento les permitió sus valores personales y para dominar o manejar
tener una percepción basada en la realidad de la angustia que les causa, no hacen mención del
vivir con una enfermedad crónica sin estar en tema o adoptan posiciones autoritarias con actitud
etapa terminal. Ante síntomas que dieron como defensiva, refugiándose en un lenguaje técnico e
diagnóstico cáncer cérvico uterino, acudieron a inaccesible. El personal de salud fue socializado y
solicitar atención, al enterarse de la enfermedad está determinado por valores y representaciones
vivieron un impacto emocional que las ubicó en culturales, como lo está toda la sociedad
extrema vulnerabilidad, lo que se conjugó con
la desvalorización y sentido de inmerecimiento, Las mujeres enfermas de cáncer cérvico uterino
propios de la pobreza y de ambientes que las han deben sobrellevar el hecho de padecer cáncer, los
violentado sistemáticamente. efectos secundarios de los tratamientos, el posible
escarnio familiar y social, y la probable recurrencia
En su interacción con las y los prestadores de de una enfermedad que puede ser fatal, además
servicios de salud, se establecieron mecanismos tienen que tomar decisiones difíciles ante posibles
que repercutieron y pudieron llegar a determinar eventualidades.
la experiencia de padecer la enfermedad.