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El abordaje cualitativo favoreció la comprensión y explicación de los datos em- Aquellas mujeres que registraron una discordancia entre su percepción y la auto-
píricos recabados y el uso de algunas cifras solo fue un apoyo, por lo que no percepción del infante se debió a que, por un lado, la madre de una niña y las ma-
deben interpretarse de forma absoluta, en todo caso podemos hablar de ten- dres de tres niños percibieron un cuerpo más delgado, mientras que únicamente la
dencias, algunas de ellas similares a lo que ocurre en las zonas urbanas donde, madre de un niño percibió a su hijo más corpulento de lo que él se veía a sí mismo.
cada vez más se aprecia un anhelo de delgadez.
En lo que respecta al tipo de consejos sobre el cuerpo y su procedencia, la dife-
Respecto a la composición corporal de las y los infantes, los hallazgos coinciden renciación entre los sexos fue clara:
con la información de la ENSANUT 2006, pues se registró un mayor número de
niñas que de niños con sobrepeso, y no se detectaron casos con desnutrición. 1. Las niñas tenían más presente la información relacionada con el aspecto
En relación con la percepción del cuerpo, la figura de normalidad fue la más estético corporal transmitido por familiares y pares.
elegida por ambos sexos, siguiéndole la de sobrepeso, sin embargo, más niños 2. Los comentarios de los niños se relacionaron más con aspectos anatómicos
que niñas se ubicaron a sí mismos en el rubro de delgadez. del cuerpo, su desarrollo y crecimiento físico transmitidos por profesores/as
y familiares.
Al comparar el IMC registrado con la percepción, los resultados mos-
traron que, aunque más de la mitad de las y los infantes coincidieron,
el porcentaje que subestimó su IMC fue alto. Al interrogar a las madres sobre la información transmitida a sus hijas e hijos, se
corroboró que:
Hubo una distorsión en la autoimagen corporal de niñas y niños que, tal como
lo expresamos en apartados anteriores, suele presentarse en personas jóvenes, Los mensajes dirigidos a las niñas por parte de sus madres, se asociaban
ya que a menor edad hay mayor rigidez y esquematismo en la imagen del cuerpo. principalmente al aspecto físico, en tanto que la información dirigida
a los niños se relacionaba primordialmente con aspectos de salud.
El anhelo de tener un cuerpo delgado se presentó en más de la mitad
de las niñas y en una quinta parte de los niños. Sin pretender extraer conclusiones definitivas con los datos presentados, nos
atrevemos a inferir que existe una estrecha relación entre madres e hijas en
Es necesario rescatar que el deseo por la delgadez ya no solo pertenece al sexo términos de percepción corporal, y ésta puede deberse a la vivencia del propio
femenino, sino también comienza a detectarse en el masculino. Los niños, aunque cuerpo femenino, o relacionarse con los roles de género dentro de la dinámica
no manifestaron un anhelo por el cuerpo delgado, sí dijeron desear no estar gordos. familiar, los cuales permiten a madres e hijas compartir ideas y vivencias en
torno al cuerpo. Nos parece que el tema de la percepción es crucial si pretende-
Deseamos insistir en que la falta de información sobre el tema de la percepción mos, las y los interesados en el campo de la nutrición y alimentación prevenir,
corporal en escolares, fue una limitante para comparar nuestros hallazgos con hasta donde sea posible, los Trastornos del Comportamiento Alimentario y te-
los de otras investigaciones. No obstante, la satisfacción corporal detectada en ner elementos necesarios para abordar el problema cuando se presente.
el grupo de edad que estudiamos evidenció que la preocupación por el cuerpo
y su apariencia, la autopercepción de la obesidad y el deseo de estar más En una sociedad donde la obesidad es cada vez más el centro del discurso mé-
delgada/o, fueron mayores en las niñas que en los niños, en coincidencia con lo dico y del estético y en la que, junto a la población adulta y joven se desarrollan
que señalan varios autores/as para el caso de las adolescentes. 8,10-14,22-23 los infantes, es de suponer que las atribuciones al cuerpo esbelto han sido ya
configuradas y aceptadas o rechazadas por estos últimos. Lo anterior nos obliga
Por lo que respecta a las madres de los y las escolares, queremos llamar la aten- a dirigir nuestra atención a la transformación de las prácticas alimentarias en
ción acerca de que las primeras, a diferencia de niñas y niños, mostraron más niñas y niños no solo de la costa de Oaxaca, sino de todo el país, pues estos
dudas al seleccionar la figura que representara el cuerpo de sus hijas e hijos. cambios no necesariamente ofrecen ventajas nutricionales.
Destacó la “normalidad” (en apego al IMC) en la percepción de las madres de
las niñas y la percepción de “delgadez” en las madres de los niños. Cuando se Una distorsión de la imagen corporal, por lo general está vinculada a
comparó la percepción de las madres con el IMC registrado de sus hijos e hijas la adopción de prácticas alimentarias de riesgo.
se encontró que la percepción de las madres de las niñas, coincidió más con el
IMC, en comparación con la percepción de las madres de los niños en quienes Queremos resaltar la utilidad de la herramienta gráfica diseñada específicamen-
existió una discordancia con el mismo. te para este estudio y que nos permitió conocer algunos aspectos de la percep-
ción corporal en infantes de comunidades no urbanas. La elaboración de las fi-
Al comparar la percepción de las madres con la autopercepción de sus guras de manera conjunta con niñas y niños de varias comunidades de la costa
hijas/os, observamos que la mayoría coincidió... oaxaqueña fue un acierto, ya que la totalidad de los y las infantes se identifica-
ron con los modelos y, con ello, se redujo el posible sesgo metodológico de “no
respuesta” recurrente que habíamos observado en otros estudios.
Agradecimientos
Agradecemos el apoyo brindado para la realización de este trabajo, al Dr. Alberto Ysunza y a la Mtra. Silvia Diez-Urdanivia, Director y Coordinadora del Área de
Nutrición, respectivamente, del Centro de Capacitación Integral para Promotores Comunitarios (CECIPROC) e investigadores del INNSZ.
GÉNERO Y SALUD en cifras
36 Septiembre - Diciembre 2010