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les a los niveles salariales del personal especializado en atender a las mujeres
embarazadas.
Es especialmente positivo leer documentos suscritos por la Organización
Mundial de la Salud enfocados fuertemente en asuntos críticos de exclusión y
de desigualdad, donde se sostiene que el sistema de salud tiene la responsabi-
lidad de evitar que estos problemas se incrementen.
En este número se presenta un trabajo resultado de la investigación y la acción
en los servicios de salud. Núñez y colaboradoras proponen la utilización del
método de detección de eslabones críticos en el estudio de las muertes mater-
nas, con el fin de identificar las fallas en cada una de las etapas del proceso de
atención. La participación activa del personal de salud involucrado facilita su
sensibilización y autocrítica y posibilita la actitud prospectiva hacia lo que se
necesita hacer para mejorar y establecer compromisos de acciones específicas
en el proceso de atención para evitar nuevas muertes maternas. El método es
pertinente a la luz del acuerdo del Consejo de Salubridad General publicado en
el Diario Oficial de la Federación, el 1 de noviembre de 2004, lo que dio lugar
a su utilización de manera regular en todas las entidades federativas.
También se presenta un resumen del trabajo desarrollado por Poblano Verás-
tegui y colaboradores acerca de la calidad de la atención médica hospitala-
ria asociada a género, en relación con tres motivos de consulta: infarto agudo
del miocardio, hernioplastía y diabetes mellitus, llevado a cabo en hospitales
generales de las Secretarías Estatales de Salud de cinco entidades federativas
del país. Se abordan variables del contexto sociocultural y del organizacional
que se originan en la dinámica de género y que influyen en la calidad de la
atención a la salud, tanto en el personal médico y paramédico que presta los
servicios como en las y los pacientes. Se documentan algunas diferencias de
género en la atención recibida para hernia y para diabetes mellitus. Asimismo,
los estereotipos de género encontrados en pacientes permiten señalar que las
mujeres que acudieron a tales servicios repiten durante su estancia en el hos-
pital los patrones de pasividad y permisividad aprendidos, en tanto que los
hombres pueden expresar algún desacuerdo con la atención recibida, aunque
para ambos la satisfacción percibida sea alta. Por su parte, el personal de salud
masculino considera que la equidad de género no es un problema prioritario
para el sistema de salud, mientras que el femenino se encuentra en una etapa
de transición, luchando por acceder a niveles profesionales y laborales supe-
riores, reconociendo limitaciones sociales, políticas y familiares. Aunque por
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en cifras