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Cuadro IV
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Además del estigma que soportan, lo anterior se erige debido a la liberación femenina participan más en la
como barrera para poder obtener una atención adecuada vida delictiva del país. Las cifras del Distrito Fede-
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y, en caso de su liberación, para una legítima readaptación ral para la década de 1993 a 2003 demuestran una
social y el aprovechamiento de otras oportunidades, pues tendencia decreciente en materia de participación
también son excluidas y marginadas del sistema de educa- femenil, de acuerdo con las infracciones denunciadas
ción pública, entre otras. ante el Consejo de Menores Federal. Consideremos
además que el sistema penitenciario actual represen-
Diferentes estudios indican que el uso de sustancias adic- ta un gran costo social, que no readapta, no capacita
tivas se asocia también con la pertenencia a redes sociales para el trabajo, no educa, no dignifica a la persona
externas a la familia, trastornos de conducta, una baja y, lo más grave, no propicia la reparación del daño
adherencia escolar, un uso inadecuado del tiempo libre y causado a las víctimas ni a la sociedad.
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trastornos afectivos y psicológicos, entre los que sobre-
salen la depresión y la ansiedad. 15-17 Las niñas infractoras Por todo lo anterior, es indispensable continuar
son parte de la población que vive en nuestro país en cir- con estudios transversales y longitudinales en esta
cunstancias especialmente difíciles y, por lo tanto, se con- población para hacer frente a sus necesidades tan-
sideran como grupos en situación de vulnerabilidad y de to sociales como de atención, ya que en el caso de
discriminación. En materia de derechos de la infancia, las las niñas en conflicto con la ley conviene aplicar
niñas y adolescentes infractoras son víctimas de violación otras alternativas, como la mediación en lugar de la
de sus derechos civiles, sociales, económicos, políticos y privación de la libertad, pues la evidencia empírica
culturales antes que ser infractoras. Esto se debe a que demuestra que las niñas y adolescentes infractoras
sus condiciones de vida familiar y social no les garantizan tienen índices de reincidencia muy bajos y no come-
el goce mínimo de esos derechos. La presencia de estas ten, en su mayoría, delitos graves; y aun cometién-
vejaciones se da desde muy temprana edad y continúa en dolos -como en el caso de homicidio- las causas no
el transcurso de sus vidas. En su totalidad, las niñas infrac- responden a conductas criminales peligrosas, sino a
toras provienen de los sectores más pobres de la sociedad y condiciones específicas como la violencia domésti-
en la medida en que permanecen dentro del sistema y rein- ca, que bajo otros marcos legales son consideradas
ciden en el delito sus condiciones de marginalidad social y como atenuantes del delito.
económica se agravan. 2
Agradecimientos
El problema de la delincuencia juvenil femenina no se ha
agravado en la última década, debilitando con ello el cla- En especial, a la Dirección General de Prevención y Tratamiento
de Menores por las facilidades otorgadas para llevar a cabo la pre-
mor de las voces autoritarias que asumen que las mujeres sente investigación.
12 Colmenares Eduardo y col.
Género y Salud en Cifras Vol.5 No.1 Enero - Abril 2007