Page 179 - Desde los ojos de un fantasma
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—Era, mi querido señor Alves, era… Aquí en la casa de su amigo tuve una
revelación. Nunca fui ni rudo ni rupestre ni ruin. Mi vida entera fue una mentira.
Recuerdo que desde pequeño…
—Disculpe, señor Ru, me parece muy bien que haya decidido reformarse pero
creo que no es momento de rememorar el pasado.
—Tiene razón.
—Lo importante ahora es liberar a Juan Pablo. ¿Tiene idea de dónde podrá
encontrarse?
—Si todo salió bien, nuestro amigo debe de estar prisionero en el segundo
exterior derecha del edificio marcado con el 120 de la rua Garrett.
—¿No es allí el café A Brasileira?
—Efectivamente.
—Voy de inmediato para allá.
—Lamento no poder acompañarlo pero debo pasar a la comisaría a entregarme.
—Suerte, señor Ru.
—Lo mismo le deseo, querido (nuevo) amigo.