Page 38 - En estado de GOL
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diciéndole: “A robar a tu casa, hijo de la pelona”.
No dijo exactamente hijo de la pelona, pero no te puedo decir qué le dijo porque
eran unas palabras muy fuertes, tanto que todos los pasajeros se volvieron a
mirarlo, y luego me aventó la gorra desde donde estaba: “Ahí va. Estos tales por
cuales, manilargos, hijos de su tal por cual, creen que pueden hacer lo que se les
da la gana, pero se equivocan”.
Como pude la caché. Con decirte que los pasajeros le aplaudieron; pero mi papá
dice que lo que ese hombre hizo es muy peligroso, que debemos tener cuidado
con los rateros. En Morelia nunca tuve esa sensación de miedo, te lo confieso a ti
y a nadie más.
Yo estaba entre asustado y enojado. No sabría decirte exactamente cómo. Sentí
horrible que en mis narices me quitaran la gorra y que no pudiera hacer nada.
Fue una mezcla de vergüenza, ofensa, humillación y miedo. No sé decirte cómo,
pero hasta me dieron ganas de llorar, pero ni modo, tengo que aprender a
cuidarme.
Se necesita valor para transportarte en autobús. Y no es que no lo tenga, pero
llego a la escuela cansado de hacer equilibrio todo el tiempo y de cuidar mi
mochila y mi iPod. ¿Por qué tengo que ir a la escuela en autobús, cuando antes
era tan agradable caminar? Y lo peor es que sé que no encontraré a Mario en el
camino. Sólo él sabe que me gustas. A nadie más hubiera podido confiarle un
secreto así de íntimo, de personal.
Mario tiene novia desde que estábamos en tercero de primaria, fue un niño
precoz. Ahora que tiene catorce años como yo y una novia de verdad podemos
platicar mejor que antes, porque la novia de tercero era más bien imaginaria,
creo. Quizá por eso, porque anda con una chava, comprende muy bien lo que
siento por ti sin que yo le explique demasiado.
A veces él hace la tarea en casa de Margarita, su chica. Mario prefiere llamarla
Margarita y no Mago como todo mundo le dice. Es nuestra compañera de salón.
Bueno, era mi compañera.
Me gustaría salir contigo, ser tu novio y hacer la tarea en tu casa como Mario en
casa de Margarita, si es que pudiera concentrarme, y luego ir al cine y darte la
mano.