Page 51 - En estado de GOL
P. 51

Y AHORA que lo pienso, tú debiste de pasar por esto que te estoy contando, lo
               que significa que me entenderás mejor. Al menos a mí me separan de Morelia
               unas cuantas horas, pero a ti te separa de España todo un océano, un viaje largo y
               costoso. ¿Verdad?


               Ya viéndolo bien, quizá para ti haya sido más difícil que para mí. Dime cómo le
               has hecho para acostumbrarte a todo lo nuevo.


               Para mi papá todo se cura menos la colitis. Es su forma de calmarnos. Sé que
               todo pasa, y que tal vez un día se me hará normal vivir aquí, pero por lo pronto
               no me acostumbro.


               A veces, cuando me siento solo, toco la guitarra o escucho mi música preferida.
               No sé por qué, pero de tiempo en tiempo me siento completamente solo, como
               lejos de todos, como aislado de los demás, aunque en realidad no lo estoy; quiero
               decir, a pesar de que no estás cerca, tengo una familia y aunque mis amigos están

               lejos, me mantengo en contacto con ellos; y soy un chavo normal, tranquilo,
               deportista, y hasta “raro” porque me gustan las matemáticas, porque me
               entretengo con ellas. ¿Seré un bicho? ¿Seré un estúpido nerd?


               Las matemáticas son padres, las descubrí en cuarto de primaria; todo es cuestión
               de entender que los números tienen sus reglas. Es como resolver crucigramas,
               sólo es un asunto de pensar y jugar.


               Una tarde que llovía a cántaros, el profesor de primero de secundaria nos castigó
               hasta las nueve de la noche. Y luego puso un problema en el pizarrón.


               —Si alguien lo resuelve, los dejo salir —dijo, seguro de que nos íbamos a
               quedar hasta tarde.

               —¡Órale, Morales! —insistieron mis compañeros en cuanto desapareció el

               profesor. Me puse a trabajar y terminé en veinte minutos. Fueron por el profesor
               para que supiera que ya habíamos resuelto el problema. Nada más te cuento que
               me sacaron en hombros como si fuera torero.


               —¡Eres muy fregón, Morales! No te vayas a echar a perder —me dijo el
               profesor, y abrió la puerta para que saliéramos.

               No entendí qué quiso decir con eso de que no me fuera a echar a perder. Mi papá
   46   47   48   49   50   51   52   53   54   55   56