Page 79 - Ciudad Equis 1985
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—¿Tú también crees que los aviones no saben volar? —le preguntó al gato, pero
el animal nada contestó.
—¿Tú crees que soy un tonto porque no me atrevo a enseñarle a nadie mis
historias? —continuó Fernando con sus dudas, y el animal permaneció en
silencio porque no era una máquina y por eso había aprendido dos o tres cosas
de la vida.
Cuándo guardar silencio, por ejemplo.