Page 30 - Escalera al cielo
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o anduviera extraviada por el rincón más apartado


                                       del planeta. Nosotros la encontraríamos,


                               claro que sí, señorita, querida maestra del chongo alto;


                                     nosotros encontraríamos a la niña solución.






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                                  Eso dijimos y prometimos con entera convicción.





                                     Pero en las noches, a oscuras, tu mamá y yo


                               hablábamos de ti, en voz baja. La tibia voz de tu mamá


                                    rozando mi oído. Pero en las noches, a solas,


                              hablábamos de ti, de tu destino y de nuestros desatinos.






                                          Pero en las noches, nuestras dudas


                                        saltaban del clóset, para aterrorizarnos.





                              Porque los adultos también tenemos nuestros monstruos,


                                y de vez en cuando los pelos se nos ponen de punta;


                                     por eso nos peinamos con exceso de fijador,


                               para que el miedo no se note; para que al día siguiente
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