Page 29 - Youth Stories
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Pero los demás tripulantes no pensaban lo mismo, así que, aprove-
chándose de su musculatura y su audacia, ataron a la sirena en una
estaca que clavaron frente al horizonte, con la idea de que los rayos
del sol terminarían por comprobar las malas intenciones de la criatu-
ra.
Celebrando el inmoral acto, los tripulantes empezaron a buscar cocos,
semillas y hojas para disfrutar de las delicias de la naturaleza. Erik,
haciendo uso de su cordura e inteligencia, fingió recoger tablones
para encender la fogata con la que calentarían la comida, pero, en su
mente, solo había espacio para recordar la forma en la que había
construido su antigua embarcación y, con el don de su memoria y las
herramientas que le brindaba el mar y la costa, construyó una versión
simple de su nave.
Sabía que no tenía mucho tiempo, ya que el amanecer era inminente
y, si la leyenda de sus antiguos camaradas era cierta, la sirena no tenía
mucho más que empezar a esperar su inmerecida muerte.
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