Page 108 - LIBRO DE LA SEGUNDA PARTE DE LA CREENCIA DE LA RELIGIONESmayo terminado listo
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Extraordinaria caridad, nadie lo
ponía en duda; pero de dónde le
provenía aquel notable poder que le
distinguía de cualquier otro ser
humano, nadie, rico o pobre, sabio o
ignorante, había atinado a
descifrarlo. Según hemos podido
observar, Nostradamus nunca dejó
de ser hombre de su tiempo y, por
consiguiente, sabía muy bien que los
severos censores ministros de la
Inquisición habrían podido averiguar
fácilmente sus actos e interpretarlos
Maliciosamente en caso de que los
rumores y las veladas insinuaciones
hubiesen sido graves a insistentes o
hubiesen hallado en sus escritos
siquiera la más leve sospecha o
prueba de algo que consideraban
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