Page 77 - SEGUNDA PARTE DE LA CREENCIAS Y NO CREENCIAS DE LAS RELIGIONRD
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astros y prever, por su curso, los
futuros acontecimientos del mundo,
parecían en aquel entonces momentos
lejanos de otra persona Una
respetabilísima profesión, un vivo
amor por el prójimo, una familia que
completaba su existencia,
parecían un baluarte suficientemente
sóhdo para impedir a su «yo» que
reanudase la ruts de las estrellas.
Pero nada puede detener ciertas
predestinaciones que marcan al
hombre. Oponerse al destino es
imposible, porque equivaldría a
torcer el curso de los astros o a
detener la impetuosa corriente de los
ríos Así le ocurrió a Nostradamus
que, sin darse cuenta de ello y sin
proponérselo, se vio empujado por
los acontecimientos a reanudar el
camino de las predicciones. De