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Primeros Auxilios. Tema 4
En la mayoría de los casos nos puede resultar útil:
Identificarnos por nuestro nombre (y también nuestro rol si nos encontramos en entorno profesional como Técnico Deportivo). Esto es recomendable sobre todo si vamos a emplear una considerable cantidad de tiempo en la atención a la persona. Del mismo modo podemos preguntar y utilizar el nombre de la persona afectada para dirigirnos a ella.
Manifestar de forma explícita nuestra intención de ayudar.
Ejemplo: Una vez tomadas las medidas de protección adecuadas, nos aproximamos a un coche accidentado que se ha salido de la carretera dando dos vueltas de campana. En su interior se encuentra un hombre que se encuentra atrapado pidiendo ayuda.
Nos presentamos -“Hola, soy Manuel, ¿cómo se encuentra?” El señor se muestra nervioso -“¡No puedo salir!”- exclama. “Escúcheme, mi nombre es Manuel y le voy a ayudar” “Es mejor que permanezca sin moverse. He avisado ya a los servicios de emergencias y no tardarán en llegar. ¿Cuál es su nombre?”“Juan”- contesta. “Como le decía, Juan, ahora llegarán los servicios de emergencias y le van a ayudar. De momento yo creo que es mejor que no intente salir del coche” (...).
2. Empatía
La empatía es la actitud que nos da la capacidad de ver a la persona que atendemos y su mundo de la misma forma que ella lo ve. Es importante que las personas afectadas vean la empatía en nosotros y podamos comunicar comprensión. Se trata de acompañar a la persona en lo que está sintiendo, pero no de sentir lo mismo que ella, pues en ese caso podría desbordarnos su sufrimiento e impedirnos intervenir.
La empatía como recurso quedaría insuficiente si no añadimos una segunda parte: transmitir al ayudado que comprendemos sus reacciones.
Empatizar con la persona afectada nos permite mostrarnos ante ella como agentes interesados por su estado y dispuestos a ayudar en lo que a ella le importa y no sólo en lo que nos pueda importar a nosotros.
Además nos facilita seguir interactuando con ella para conseguir objetivos adicionales (informar, dirigir, etc.) que podrían resultarnos más difíciles de alcanzar sin el empleo de este recurso.
Implica comprensión, pero no implica reforzar positivamente el comportamiento de la persona afectada ni mostrarnos de acuerdo con éste.
A través de una cálida aceptación de la persona le transmitimos su validez como un individuo diferente a nosotros. Se trata de hacer una valoración positiva de la persona, su forma de comunicarse y actuar pero manteniendo nuestro rol de regulador. Entenderemos su reacción como normal y nuestra valoración estará exenta de juicios y prejuicios. Para ello, al plantearnos convertirnos en socorristas, deberemos ser conscientes de nuestros propios prejuicios y, en la medida de lo posible regularlos, o al menos controlar la expresión de los mismos.
Berta Pinilla Santos /Jorge Sances Criado 7