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puedan ser influyentes. Resulta obvio, que el control adecuado de estas importantes vías de influencia psicológica (es decir, la intervención indirecta) también debe considerarse intervención psicológica aunque el psicólogo no aplique directamente ninguna técnica específica.
En general, la intervención indirecta debería estar siempre presente formando parte de la preparación global de cualquier deportista (y de alguna manera siempre lo está, aunque por falta de entrenamiento y asesoramiento apropiados, dándose múltiples "palos de ciego" con efectos diversos que a veces resultan muy perjudiciales en lugar de positivos), mientras que la intervención directa puede o no estar presente en función del conocimiento y la disposición de los responsables que deben contratar a los psicólogos, la disposición de los deportistas a trabajar con éstos, y la conveniencia de llevar a cabo este tipo de intervención teniendo en cuenta las necesidades existentes. En realidad, en un planteamiento ideal cada vez más habitual y al que se debe aspirar, la correcta interacción entre intervención directa e indirecta, será la clave de una preparación psicológica verdaderamente eficaz.
Como consecuencia del auge de las técnicas de modificación de conductas aparecen en el ámbito de la preparación psíquica de los deportistas las técnicas cognitivas, el entrenamiento en autocontrol, la relajación, el manejo de la ansiedad, el estrés, el entrenamiento en toma de decisiones, etc.
Por otra parte se hace hincapié en técnicas que potencien el aprendizaje y dominio de las habilidades motoras como la focalización de la atención y concentración, la retroalimentación informativa y correctiva, el moldeamiento y el modelado y la practica imaginada.
Educación y/o formación
La función de educación y formación del Psicólogo del Deporte se puede definir como la transmisión de contenidos sobre la actividad física y el deporte dirigido a las personas relacionadas con dicha actividad como son los entrenadores, jueces árbitros, médicos, fisioterapeutas, familiares, directivos a través de actividades planificadas (cursos, seminarios, jornadas) y otras que forman parte de la propia intervención.
R. Smitch (1992) de la Universidad de Washington sugiere que el Psicólogo del Deporte dado que no puede estar continuamente con los deportistas o viajar con ellos sea quien enseñe al entrenador como enseñar a la vez a los deportistas una serie de técnicas como relajación, establecimiento de metas, o imaginación y trabaje muy cerca de él.