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Bases del comportamiento deportivo. Tema 4 – Valores en el deporte
transmitimos a través de nuestro comportamiento y relaciones con el grupo. Tenemos que tener claro que un contexto deportivo no es una situación neutra en relación con la formación de actitudes y valores entre los participantes, sino que por acción u omisión de los agentes socializadores el deporte promoverá valores positivos y/o negativos.
Esta perspectiva del deporte como medio educativo en valores, destaca por las siguientes características:
- El deporte es un ámbito de encuentro y convivencia.
- Contribuye a la socialización de las personas.
- Permite la relación y la mejora de la comunicación interpersonal.
- Fomenta la participación y cooperación, ayuda a la cohesión.
- Educa en el esfuerzo y la superación de uno mismo.
Como resumen de la capacidad socializadora y/o educadora del deporte, me gustaría citar a varios autores:
“Mediante el juego y el deporte, que son ellos mismos una construcción social, se aprende a vivir en sociedades. Es decir, proporcionan lecciones básicas de comunicación humana y de adaptación cultural (...) Además, el deporte facilita una especie de comunicación que va más allá de la palabra y que se encuentra situada en el ámbito de los rituales: el gesto, la implicación corporal, el contacto (...)”: (Puig).
“El deporte bien utilizado puede enseñar resistencia, estrategias de juego, habilidades básicas, coordinación, estimular el juego limpio y el respeto a las normas, un esfuerzo coordinado y la subordinación de los intereses propios a los del grupo, y mal utilizado, el deporte puede estimular la vanidad personal, el deseo codicioso de victoria y el odio a los rivales”. (Gutiérrez, 1996).
“Como cualquier instrumento inventado por el hombre, el deporte puede utilizarse con buenos o malos propósitos. Bien aplicado puede enseñar resistencia y estimular un sentimiento de juego limpio y un respeto por las reglas, un esfuerzo coordinado y la subordinación de los intereses del grupo. Mal utilizado, puede estimular la vanidad personal y la del grupo, el deseo codicioso de victoria y el odio a los rivales, un espíritu corporativo de intolerancia y un desdén por aquellas personas que se encuentran más allá de un cierto rol arbitrariamente seleccionado”. (Arnold, 1991)